"Predicar la verdad y portar la luz de Cristo".
Además del curso (bastante intenso, por cierto), he tenido la oportunidad de conocer un poco esta noble ciudad que cuenta entre sus ilustres hijos a Santa Rosa de Lima y a San Martín de Porres. Ha sido también la sede episcopal del Patrono del Episcopado de América latina: Santo Toribio de Mogrovejo. San Juan Macías y San Francisco Solano han santificado con su presencia esta tierra. En fin: una tierra de santos.
He orado intensamente por nuestra Diócesis frente a la tumba y reliquias de estos santos. He podido admirar también la obra evangelizadora y civilizadora de la Iglesia. Me ha edificado la gentileza de los peruanos, y su respeto por el prójimo. No es común, al menos entre nosotros, encontrar jóvenes que dicen: "Por favor y "Gracias".
Este domingo retorno a Mendoza. Un saludo a todos.
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