viernes, 15 de octubre de 2010

Teresa de Avila


“Al cerrar el libro, dije para mí: Aquí está la verdad”. Con estas palabras, Edith Stein (Santa Teresa Benedicta de la Cruz), comenta el hecho más importante de su vida: su paso del ateísmo a la fe cristiana.

El libro al que se refiere es “El libro de la vida” de Santa Teresa de Jesús. Al recibir el bautismo, Edith Stein comentará que, en su alma, ya estaba claro el ingreso a la orden carmelitana. Concluirá sus días, una más entre sus hermanos judíos, en las cámaras de gas de Auschwitz.

¿Qué le ofreció la santa castellana a esta judía, testigo del drama del siglo XX? Pienso que se reeditó entre ellas el encuentro de aquellas otras dos mujeres, con el que se abren los tiempos de la Nueva Alianza: María e Isabel. Y, con ellas, los dos niños: Jesús y Juan.

La Iglesia ha proclamado “doctora” a Teresa de Jesús. Ha reconocido en sus escritos una doctrina genuinamente católica. Escritos que, como la misma santa declara, traducen todo y solo aquello de lo que ella ha tenido experiencia, especialmente en la oración. Ha sido visitada por Dios, como Jesús lo prometió: "El Padre y yo haremos morada en aquel que me ama".

En medio de la oscuridad de la guerra, en el siglo del ateísmo nihilista, Teresa de Jesús ha mostrado, con su vida, el rostro del Dios Verdad, al que hay que confiarse radicalmente, como ella misma lo hizo. La verdad que Teresa de Jesús le ofreció a Edith Stein es Jesucristo, su amado esposo y amigo. El signo de su verdad: una vida transfigurada por el amor, totalmente centrada en Dios. Teresa de Ávila, maestra de vida.

A continuación, el “Coloquio amoroso”, compuesto por la Santa Doctora de la Iglesia. Una perla para este día en que celebramos su memoria:

Si el amor que me tenéis,
Dios mío, es como el que os tengo,
Decidme: ¿en qué me detengo?
O Vos, ¿en qué os detenéis?

-Alma, ¿qué quieres de mí?
-Dios mío, no más que verte.
-Y ¿qué temes más de ti?
-Lo que más temo es perderte.

Un alma en Dios escondida
¿qué tiene que desear,
sino amar y más amar,
y en amor toda escondida
tornarte de nuevo a amar?

Un amor que ocupe os pido,
Dios mío, mi alma os tenga,
para hacer un dulce nido
adonde más la convenga.

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