Pensando en el Bicentenario de la Patria, los obispos dimos a conocer un breve texto en noviembre de 2008, llamado precisamente: “Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad (2010-2016)”. Nos ha sorprendido gratamente la buena recepción que ha tenido en el mundo laical católico, pero también en otros sectores sociales. Sigue habiendo una gran fragmentación en la sociedad argentina. Crece sin embargo el anhelo de consenso.
Destaco algunas ideas clave: necesitamos un proyecto común de país; urge un nuevo estilo de liderazgo social, entendido como servicio al bien común, y no como acumulación de poder o búsqueda del propio interés; el diálogo respetuoso, incluso en el disenso, es el único camino para arribar a este proyecto de país; la gran deuda argentina es la deuda social: superar la pobreza y la exclusión.
Tenemos que celebrar el Bicentenario. Es una fiesta para todos, pero también un motivo para preguntarnos por nuestra responsabilidad ciudadana en la construcción de la justicia. Proponemos que los años que median entre los dos bicentenarios: 2010 y 2016 sea la gran oportunidad para que los argentinos recuperemos la amistad social y trabajemos unidos por un país con mayor justicia y equidad.
Los católicos de la Arquidiócesis de Mendoza estamos preparando un Congreso de laicos para octubre próximo. Sus protagonistas principales serán los jóvenes. Observamos que inquietudes similares atraviesan a toda la sociedad. Es un signo alentador, no obstante todas las dificultades. Merece el aliento y el reconocimiento de todos.
Desde nuestra fe, queremos sumarnos a este camino común, aportando la enorme riqueza espiritual, ética y humana que proceden de la fe cristiana. Los que creemos en Dios nos sentimos animados por una gran esperanza que nos sostiene en la nunca acabada lucha por la justicia.
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