Herder ha publicado, en alemán, el primero de los 16 volúmenes de la “Opera omnia” (escritos completos) de Joseph Ratzinger. La Libreria Editrice Vaticana ha hecho lo propio con la edición en italiano. He escuchado que la BAC está preparando la versión en castellano. Por voluntad expresa del autor, los escritos salen con su nombre de pila, no con el de “Benedicto XVI”.
En realidad, no se trata del tomo I de dicha colección, sino del nº XI: “Teología de la liturgia”. Sin embargo, la opción de iniciar la publicación de los escritos con el volumen dedicado a los escritos sobre liturgia no es casual. Así lo explica el mismo Ratzinger. Cito la versión italiana:
Cuando, después de alguna duda, decidí aceptar el proyecto de una edición de todas mis obras, vi con claridad que debía valer el orden de prioridades seguido por el Concilio y que, por tanto, al inicio debía estar el volumen con mis escritos sobre la liturgia. La liturgia de la Iglesia ha sido para mí, desde la infancia, la realidad central de mi vida y, en la escuela teológica de maestros tales como Schmaus, Söhngen, Pascher y Guardini, ha llegado a ser también el centro de mi trabajo teológico … Mi objetivo no eran los problemas específicos de la ciencia litúrgica, sino siempre el anclaje de la liturgia en el acto fundamental de nuestra fe y, por tanto, también su lugar en el conjunto de nuestra existencia cristiana. (Prefacio de Benedicto XVI)
El volumen recoge varios escritos. Algunos publicados ya en castellano, por ejemplo: “El espíritu de la liturgia”. En estos días de vacaciones intentaré avanzar en la lectura de los que son, para mí, desconocidos. Espero poder volcar alguna reflexión en el blog. Ahora adelanto solo una idea que me ha hecho pensar.
En la sección “E” del volumen se encuentra un texto breve, escrito por el autor en memoria del liturgista Klaus Gamber. Ratzinger refiere allí la inquietud por un nuevo movimiento litúrgico en la Iglesia que le acercara un joven sacerdote. No entro en detalle de toda la reflexión, rica por cierto, que nuestro autor hace al respecto. Destaco solo lo que Ratzinger considera como el objetivo del movimiento litúrgico que desembocó en Sacrosanctum concilium. Me ha hecho pensar.
Se trata, ante todo, de una verdadera necesidad de interioridad. Para el viejo movimiento litúrgico -asevera Ratzinger- lo más importante no era redactar textos o idear acciones o formas nuevas de culto. El verdadero objetivo era “el redescubrimiento del centro vivo, el penetrar en la estructura interior de la liturgia para arribar a una celebración nueva, plasmada a partir de su íntima esencia”.
Un tal nuevo movimiento litúrgico -afirma con lucidez- no se puede “hacer”. Es algo vivo que no se puede decretar burocráticamente. Solo podemos “favorecer su surgimiento”. Resulta imperioso encontrar “padres” de un similar movimiento, que abran el camino de una reasimilación del espíritu de la liturgia. Y esto, de modo concreto y práctico. Como el mismo Papa está haciendo con la liturgia papal, sin imponer nuevas normas. Sencillamente dejando que las cosas bien hechas hablen por sí mismas.
Bueno, seguiré leyendo y, en la medida de mis posibilidades, comentando lo que esta lectura me sugiere. Siempre me estimula pensar que, en materia litúrgica, tenemos mucho por hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.