Tomo los siguientes datos de la agencia “Rome Reports” (aquí el vínculo: http://www.romereports.com/palio/index.php?newlang=spanish).
Refieren la muerte violenta de 23 misioneros católicos en el mundo, cinco fueron asesinados por motivos religiosos. A continuación sus nombres y principales referencias:
Entre los asesinados aparentemente por motivos religiosos hay un arzobispo, el italiano Luigi Padovese, presidente de la Conferencia Episcopal Turca. Lo acuchilló su chófer el 3 de junio, aunque la policía no ha podido aclarar los motivos.
También el sacerdote brasileño Rubén Almeida Gonsálves, quien fue asesinado el 20 de mayo por un hombre al que negó el alquiler de los salones parroquiales.
Los dos sacerdotes Wasim Sabieh y Thaier Saad Abdal murieron en el atentado del 31 de octubre a la catedral siro-católica de Bagdad. Murieron para proteger a varias familias y niños de una muerte segura.
El quinto es el sacerdote Christian Bakulene, asesinado en la República Democrática del Congo por ser sacerdote.
Los otros 18 fallecieron durante atracos o por actos de venganza.
El país donde han muerto más misioneros asesinados este año es Brasil, donde ha habido 5 asesinatos; le siguen Colombia con tres, México y China, Congo e Irak con dos.
El informe se refiere solo a los misioneros. Hay muchos más cristianos muertos. En la catedral caldeo-católica de Bagdag, además de los dos sacerdotes arriba mencionados, murieron más de cincuenta fieles. En estos últimos días se han agregado a esta lista trágica, casi un centenar de cristianos asesinados en Nigeria y Filipinas, muertos por su fe.
El Santo Padre Benedicto XVI ha dedicado su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2011 al tema que titula este artículo: “La libertad religiosa, camino para la paz”.
Les ofrezco, a continuación, algunas frases espigadas del texto. Espero que sean útiles y motiven su lectura, pero, sobre todo, la oración por la paz. Aquí están:
En algunas regiones del mundo la profesión y expresión de la propia religión comporta un riesgo para la vida y la libertad personal. (n 1)
En otras regiones, se dan formas más silenciosas y sofisticadas de prejuicio y de oposición hacia los creyentes y los símbolos religiosos. (n 1)
Los cristianos son actualmente el grupo religioso que sufre el mayor número de persecuciones a causa de su fe. (n 1)
En la libertad religiosa se expresa la especificidad de la persona humana, por la que puede ordenar la propia vida personal y social a Dios, a cuya luz se comprende plenamente la identidad, el sentido y el fin de la persona. (n 1)
El derecho a la libertad religiosa se funda en la misma dignidad de la persona humana, cuya naturaleza trascendente no se puede ignorar o descuidar. Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza (cf. Gn 1, 27). (n 2)
El respeto de los elementos esenciales de la dignidad del hombre, como el derecho a la vida y a la libertad religiosa, es una condición para la legitimidad moral de toda norma social y jurídica. (n 2)
La libertad religiosa está en el origen de la libertad moral … se ha de entender no sólo como ausencia de coacción, sino antes aún como capacidad de ordenar las propias opciones según la verdad. (n 3)
Una libertad enemiga o indiferente con respecto a Dios termina por negarse a sí misma y no garantiza el pleno respeto del otro. (n 3)
Es inconcebible que los creyentes «tengan que suprimir una parte de sí mismos –su fe– para ser ciudadanos activos. Nunca debería ser necesario renegar de Dios para poder gozar de los propios derechos». (n 3)
Si la libertad religiosa es camino para la paz, la educación religiosa es una vía privilegiada que capacita a las nuevas generaciones para reconocer en el otro a su propio hermano o hermana … (n 4)
La familia, primera célula de la sociedad humana, sigue siendo el ámbito primordial de formación para unas relaciones armoniosas en todos los ámbitos de la convivencia humana, nacional e internacional. (n 4)
Se puede decir que, entre los derechos y libertades fundamentales enraizados en la dignidad de la persona, la libertad religiosa goza de un estatuto especial … La libertad religiosa significa también, en este sentido, una conquista de progreso político y jurídico … La libertad religiosa no es patrimonio exclusivo de los creyentes, sino de toda la familia de los pueblos de la tierra. (n 5)
El ordenamiento internacional, por tanto, reconoce a los derechos de naturaleza religiosa el mismo status que el derecho a la vida y a la libertad personal, como prueba de su pertenencia al núcleo esencial de los derechos del hombre, de los derechos universales y naturales que la ley humana jamás puede negar. (n 5)
La libertad religiosa, como toda libertad, aunque proviene de la esfera personal, se realiza en la relación con los demás. Una libertad sin relación no es una libertad completa. La libertad religiosa no se agota en la simple dimensión individual, sino que se realiza en la propia comunidad y en la sociedad, en coherencia con el ser relacional de la persona y la naturaleza pública de la religión. (n 6)
Hay que mencionar la dimensión religiosa de la cultura, que a lo largo de los siglos se ha forjado gracias a la contribución social y, sobre todo, ética de la religión. Esa dimensión no constituye de ninguna manera una discriminación para los que no participan de la creencia, sino que más bien refuerza la cohesión social, la integración y la solidaridad. (n 6)
Es necesario, entonces, que los Estados y las diferentes comunidades humanas no olviden nunca que la libertad religiosa es condición para la búsqueda de la verdad y que la verdad no se impone con la violencia sino por «la fuerza de la misma verdad». (n 7)
¿Cómo negar la aportación de las grandes religiones del mundo al desarrollo de la civilización? La búsqueda sincera de Dios ha llevado a un mayor respeto de la dignidad del hombre … También hoy, en una sociedad cada vez más globalizada, los cristianos están llamados a dar su aportación preciosa al fatigoso y apasionante compromiso por la justicia … La exclusión de la religión de la vida pública, priva a ésta de un espacio vital que abre a la trascendencia. (n 7)
La misma determinación con la que se condenan todas las formas de fanatismo y fundamentalismo religioso ha de animar la oposición a todas las formas de hostilidad contra la religión, que limitan el papel público de los creyentes en la vida civil y política. (n 8)
La sociedad que quiere imponer o, al contrario, negar la religión con la violencia, es injusta con la persona y con Dios, pero también consigo misma. (n 8)
El ordenamiento jurídico en todos los niveles, nacional e internacional, cuando consiente o tolera el fanatismo religioso o antirreligioso, no cumple con su misión, que consiste en la tutela y promoción de la justicia y el derecho de cada uno. (n 8)
El patrimonio de principios y valores expresados en una religiosidad auténtica es una riqueza para los pueblos y su ethos … La dimensión pública de la religión ha de ser siempre reconocida, respetando la laicidad positiva de las instituciones estatales. Para dicho fin, es fundamental un sano diálogo entre las instituciones civiles y las religiosas para el desarrollo integral de la persona humana y la armonía de la sociedad. (n 9)
En un mundo globalizado, caracterizado por sociedades cada vez más multiétnicas y multiconfesionales, las grandes religiones pueden constituir un importante factor de unidad y de paz para la familia humana. (n 10)
El espacio público, que la comunidad internacional pone a disposición de las religiones y su propuesta de “vida buena”, favorece el surgir de un criterio compartido de verdad y de bien, y de un consenso moral, fundamentales para una convivencia justa y pacífica. (n 10)
El diálogo entre los seguidores de las diferentes religiones constituye para la Iglesia un instrumento importante para colaborar con todas las comunidades religiosas al bien común. La Iglesia no rechaza nada de lo que en las diversas religiones es verdadero y santo. (n 11)
Con eso no se quiere señalar el camino del relativismo o del sincretismo religioso. La Iglesia, en efecto, «anuncia y tiene la obligación de anunciar sin cesar a Cristo, que es “camino, verdad y vida” (Jn 14, 6), en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa, en quien Dios reconcilió consigo todas las cosas». (n 11)
La política y la diplomacia deberían contemplar el patrimonio moral y espiritual que ofrecen las grandes religiones del mundo, para reconocer y afirmar aquellas verdades, principios y valores universales que no pueden negarse sin negar la dignidad de la persona humana. (12)
Se siguen constatando en el mundo persecuciones, discriminaciones, actos de violencia y de intolerancia por motivos religiosos … se dan también formas más sofisticadas de hostilidad contra la religión, que en los Países occidentales se expresan a veces renegando de la historia y de los símbolos religiosos, en los que se reflejan la identidad y la cultura de la mayoría de los ciudadanos. (n 13)
La defensa de la religión pasa a través de la defensa de los derechos y de las libertades de las comunidades religiosas. (n 13)
Que los discípulos de Cristo no se desanimen ante las adversidades actuales, porque el testimonio del Evangelio es y será siempre un signo de contradicción. (n 14)
“Y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Mt 6, 12)». La violencia no se vence con la violencia. Que nuestro grito de dolor vaya siempre acompañado por la fe, la esperanza y el testimonio del amor de Dios. (n 14)
Expreso también mi deseo de que en Occidente, especialmente en Europa, cesen la hostilidad y los prejuicios contra los cristianos, por el simple hecho de que intentan orientar su vida en coherencia con los valores y principios contenidos en el Evangelio. (n 14)
El mundo tiene necesidad de Dios. Tiene necesidad de valores éticos y espirituales, universales y compartidos, y la religión puede contribuir de manera preciosa a su búsqueda, para la construcción de un orden social justo y pacífico, a nivel nacional e internacional … La paz es un don de Dios y al mismo tiempo un proyecto que realizar, pero que nunca se cumplirá totalmente … Que todos los hombres y las sociedades, en todos los ámbitos y ángulos de la Tierra, puedan experimentar pronto la libertad religiosa, camino para la paz. (n 15)
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