“Los hechos que
se vienen sucediendo en estos días en torno a la Curia y a mis colaboradores
provocan profunda tristeza en mi corazón pero nunca he dejado de tener la
certeza de que, a pesar de las debilidades humanas, de la dificultad y de la
prueba, la Iglesia está guiada por el Espíritu Santo y el Señor nunca dejará de
prestarnos la ayuda para sostenerla en su camino.
Hay muchas
intromisiones, amplificadas en algunos medios de comunicación y especialmente
gratuitas que van más allá de los hechos, ofreciendo una imagen de la Santa
Sede que no responde a la realidad. Deseo renovar mi confianza, mi aliento a
mis más estrechos colaboradores y a todos los que cotidianamente, con
fidelidad, espíritu de sacrificio y en silencio me ayudan en el cumplimiento de
mi ministerio”.
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