La madre está
siempre esperando
la vida le ha
enseñado a tener paciencia
Aunque, muchas
veces, el término de su esperanza se aleja.
Sin embargo ….
Llegará;
el día
del encuentro llegará.
Las madres no
desesperan, aunque desesperen.
En el fondo de su
alma femenina, hay siempre una luz de esperanza.
Por eso, la madre
es el símbolo más real de la vida.
Aunque no lo
puedan explicar,
en ellas acontece
la vida,
ellas la sienten
crecer.
Y lo sienten con su sangre,
con sus sentidos más sensibles.
Jesús nos enseñó
que Dios es “Abba”.
Esa palabra es
sagrada
y no nos está
permitido cambiarla.
No tenemos
autoridad para hablar de un Dios Padre y Madre.
La paternidad de
Dios, sin embargo,
se ve con nuevos
ojos
cuando miro los
ojos y las manos de mi madre.
Cuando miramos
los ojos y las manos
de la Santa Madre
de Dios.
Amén.
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