María, la Virgen del Rosario, y la Iglesia diocesana.
Este domingo 7 de octubre, volvemos a experimentar la profunda vinculación entre ambas realidades.
María: la mujer del Evangelio vivido, rezado y comunicado con alegría.
La Iglesia diocesana de Mendoza: llamada por el Espíritu a comunicar la alegría de la fe.
María y al Iglesia.
En este día, volveremos a tener una imagen viva de la alianza entre ambas: la mujer-madre y la mujer-iglesia.
En nuestra oración de súplica, hoy, de manera especialmente intensa, llevamos al altar:
- A nuestro Pastor José María, cuyo servicio episcopal (¡casi 20 años!) agradecemos. Oramos por él, por su santidad y para que el Señor esté siempre con su siervo.
- A nuestros hermanos y hermanas bautizados que forman esa inmensa red de personas y comunidades que le dan rostro humano a la Iglesia diocesana de Mendoza.
- A nuestros queridos sacerdotes: abnegados, entregados, luchadores. Que Dios nos siga dando pastores según su corazón.
- A nuestros ancianos, enfermos, a los que están privados de libertad, a los más tristes y necesitados. A los pobres, con los variados rostros que tiene hoy la pobreza.
- A nuestro Seminario, puesto bajo la advocación de María del Rosario. También a nuestra Escuela de Ministerios, bajo el patrocinio de San José.
- A nuestros tan estimados consagrados, hombres y mujeres, de vida activa y contemplativa; los religiosos y religiosas, las vírgenes consagradas y miembros de institutos seculares.
- A los niños y jóvenes que hormiguean por nuestros colegios y comunidades. ¡Qué pasión por la vida despierta el solo verlos! ¡Qué ferviente súplica a Dios para que sepamos transmitirles aquellos valores que de verdad enseñan a vivir!
- A nuestros diáconos permanentes que, gracias a Dios, hoy constituyen un cuerpo numeroso y apostólico. ¡Imágenes vivas de Cristo Siervo!
- A tantos evangelizadores: catequistas, ministros de la comunión, personas dedicadas a las distintas pastorales, hombres y mujeres del Evangelio como servicio.
- A los que conforman los movimientos, asociaciones, organismos y otros servicios pastorales de la Arquidiócesis.
Todos ellos estarán en el altar, junto a María, en cada plegaria y en cada canto elevado al cielo. Con ellos también nuestra querida Mendoza, su presente y su futuro.
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