No escribo desde el pasado jueves 22 de octubre. Casi una semana. En pocos días ha habido una sucesión bastante intensa de actividades que me han absorbido. Hoy, por ejemplo, he estado todo el día en una Visita pastoral al Colegio "Virgen del Carmen de Cuyo" de Maipú.
Las escuelas católicas tienen una gran vitalidad. En estos meses he podido visitar varias. Y, de cada una, he vuelto gratamente sorprendido.
Me ha llamado la atención el fuerte grado de identificación que, tanto los alumnos y sus familias, como los docentes, directivos y el resto del personal, tienen con la escuela, con su historia, con el carisma fundador, con el edificio.
Se trata, en general, de centros educativos que reciben chicos y adolescentes de un estrato social medio; es decir: hijos de trabajadores y profesionales.
Enfrentan muchísimos problemas, sin embargo, percibo un gran espíritu de familia y un tesón en la lucha que son dignos de mencionar.
Son tiempos difíciles para quien siente la vocación docente. Pienso que las comunidades cristianas deberíamos desarrollar un mayor compromiso con el mundo de la educación. Es para pensar.
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