lunes, 28 de diciembre de 2009

El Verbo se hizo hombre en el seno de una familia

La luz diáfana de Navidad ilumina nuestra vida. Ayer hemos celebrado la Fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Hemos pedido para nuestras familias la gracia de imitar las virtudes domésticas de la familia de Nazaret.

La acción pastoral de nuestra Iglesia diocesana en los próximos tres años, tendrá como objetivo privilegiado el trabajo con las familias y a favor de las familias. Muy vinculados a ella: los jóvenes, la educación y las vocaciones.

Dos cauces para esta prioridad pastoral: a) ampliar los espacios eclesiales para fortalecer la vida familiar, animarlas y sostenerlas en el camino de la vida; b) animar el espíritu misionero de las familias cristianas, que deben sentirse llamadas a anunciar el evangelio del amor a todos: las familias evangelizan a las familias.

El contexto cultural es difícil, incluso hostil. Sin embargo, la verdad de la familia está inscrita por el Creador en el ser mismo del hombre. Jesucristo, además, ha hecho del matrimonio y de la familia un sacramento de la Nueva Alianza.

¡Qué la alegría del Dios hecho hombre en el seno de una familia humana nos alcance a todos y renueve nuestra vida! Amén.

PD. Voy a estar ausente unos 15 días. Hoy tengo que completar un tratamiento ocular que me mantendrá recluido unos días, y después me tomo un tiempo de vacaciones. Un saludo a todos, recen por mí, yo lo hago por ustedes. ¡Hasta pronto!

jueves, 24 de diciembre de 2009

Un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado


“Padre, recibe nuestra ofrenda en esta fiesta, para que por este sagrado intercambio, lleguemos a ser semejantes a aquél que unió a ti nuestra humanidad, Jesucristo, nuestro Señor. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén” (Misa de la noche de Navidad, oración sobre las ofrendas).

Así reza la Iglesia en la liturgia de esta noche, colocando sobre el altar los dones de pan y vino. Por la acción del Espíritu y las palabras sagradas del Señor, llegarán a ser el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Celebrando el misterio redentor de la Navidad, suplicamos la gracia de una transformación: adquirir la forma de Cristo, como sugiere el texto latino evocando la enseñanza de San Pablo.

“¿Qué mayor gracia pudo hacernos Dios? Teniendo un Hijo único lo hizo Hijo del hombre, para que el hijo del hombre se hiciera hijo de Dios.” (San Agustín, Sermón 185).

El Hijo de Dios, querido hermano, ha venido a buscarte. Ha nacido de María y yace envuelto en pañales, recostado en un pesebre, por vos, por mí y por todos.

Ha venido a buscarte para llevarte con Él a la casa del Padre.

De sus manos salimos. Él es el Verbo por medio del cual se hizo todo lo que existe. En Él está la vida. Solo en sus manos podemos reencontrar nuestra plena humanidad.

Al ofrecerte el Niño Dios, te invito a tomarlo entre tus manos. ¡Es Dios con nosotros! ¡Es el Dios humilde que quiere, así, ganar tu corazón y salvar tu alma!

¡Muy feliz Navidad para todos los amigos y lectores del blog!

sábado, 19 de diciembre de 2009

Santos, beatos y mártires


“En efecto, cuando la Iglesia venera a un Santo, anuncia la eficacia del Evangelio y descubre con alegría que la presencia de Cristo en el mundo – creída y adorada en la fe – es capaz de transfigurar la vida del hombre y producir frutos de salvación para toda la humanidad”.
Un párrafo, entre muchos, del discurso del Papa al cumplirse 40 años de la institución de la Con-gregación para la causa de los santos.
En este contexto, Benedicto XVI ha firmado también los decretos con la aprobación de 10 milagros atribuidos a la intercesión de otros tantos Venerables. Además, ha firmado los decretos por los que se reconocen las virtudes heroicas, entre muchos, de los Siervos de Dios Pío XII (1876-1958), y Juan Pablo II (1920-2005).
Se destaca también que el Sumo Pontífice ha reconocido el carácter de martirio a la muerte del Siervo de Dios Jerzy Popiełuszko (1947-1984), sacerdote diocesano polaco, asesinado por odio a la fe durante el régimen comunista.
Durante el Gran Jubileo de 2000, el Papa Juan Pablo II había reconocido al siglo XX como un tiempo extraordinario de santidad y, sobre todo, de martirio, ni siquiera igualado por las grandes persecuciones del Imperio romano.
No es extraño. En tiempos de gran confusión y también de una decadencia espiritual, cultural y moral de proporciones, y que afecta de modo directo a la Iglesia bajo la forma de una secularización interna también de proporciones, el Dios humilde del Evangelio hace florecer la santidad de un modo también extraordinario. Ha ocurrido antes (pensemos en la España del siglo XVI). Ocurre también hoy.
Al mirar al Niño envuelto en pañales y recostado por su madre en el pesebre, nuestra mirada de fe se purifica y enriquece con el testimonio de santidad de esta nube de testigos.
¡Levantemos el corazón y demos gracias a Dios!

viernes, 11 de diciembre de 2009

P. Tarcisio, maestro de oración


Las dos primeras oraciones de las que tengo memoria son: el “Ángel de la guarda” y el “Bendita sea tu pureza”. Las aprendí de mi madre.
En la adolescencia tuve la gracia de conocer a un verdadero maestro de oración: el P. Tarcisio Rubin. Italiano de origen, pertenecía al Instituto de los padres scalabrinianos, dedicados por carisma a la atención de los migrantes. Hoy está iniciado su proceso de beatificación.
Tarcisio impactaba por su sola presencia. Ahora me doy cuenta que lo conocí cuando rondaba los 45 años. De larga barba, sotana blanca o negra según la estación, y un gran crucifijo misionero.
Predicaba con “slancio” como dicen los italianos. Es decir: con gran fervor. Poco recuerdo del con-tenido de sus prédicas. Me impactaba más su modo de estar en el altar y celebrar la Misa. Como él mismo confesaba: había aprendido mucho en Oriente acerca del “arte de celebrar”, como diríamos hoy.
Los jóvenes nos reuníamos con él después de la Misa. Nos hacía rezar postrados delante del Sagra-rio. Rezábamos los Salmos con la traducción ecuménica: “Dios habla hoy”. Hasta hace pocos años todavía tenía el ejemplar que me regaló.
Rezábamos con un Salmo por vez. Lo recitábamos juntos, lentamente. Después venía el tiempo de silencio para la repetición personal, orante y silente, de aquellos versículos que nos habían tocado el corazón. “Hay que rumiar la palabra de Dios como la vaca hace con el pasto”, decía. Así, Dios entra en nuestra vida.
A partir de entonces, los Salmos constituyen mi forma típica de orar. No me he podido desprender de ellos. Además, la Liturgia de las Horas propone, cada día, entre 10 y 13 de ellos para santificar el paso del tiempo.
Tengo hasta un Salterio personal, compuesto de una serie de Salmos que he aprendido de memoria. De entre todos, destaco el 130, el Salmo de la infancia espiritual: “Señor, mi corazón no es ambicioso …”
Me he acordado de Tarcisio por una pregunta que me hicieron el sábado pasado en Radio Familia.
Le doy gracias a Dios por haberme puesto al lado de un maestro de oración. Enseñar a rezar a un niño o a un joven es ensanchar el espacio interior de su vida. Es darle futuro.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Pecado y gracia

La prensa ha acusado recibo de las palabras del Papa en el homenaje a la Inmaculada en la Plaza España de Roma: “Cada día, de hecho, a través de los periódicos, la televisión, la radio, el mal es narrado, repetido, amplificado, acostumbrándonos a las cosas más horribles, haciéndonos insensibles y, en cierto sentido, intoxicándonos, pues lo negativo no se digiere plenamente y día tras día se acumula. El corazón se endurece y los pensamientos de hacen sombríos.”
Es una lectura sabia de la realidad. Sin embargo, el eje del mensaje papal está en otro lado. Llaman-do la atención sobre la presencia de la figura de la Inmaculada en los pueblos y ciudades, el Santo Padre se ha preguntado: “¿Qué le dice María a la ciudad? ¿Que les recuerda a todos con su presen-cia?”. Aquí la respuesta: “Recuerda que «donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia» (Roma-nos 5, 20), como escribe el apóstol Pablo. Ella es la Madre Inmaculada que repite también a los hombres de nuestro tiempo: no tengáis miedo, Jesús ha vencido al mal; ha vencido su dominio desde su raíz.”
«Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia» (Rom 5,20). En el complejo entramado que es la Carta de San Pablo a los romanos, este versículo saca a la luz lo que para el Apóstol constituye el secreto dinamismo de toda la historia de la salvación: el amor gratuito de Dios, manifestado en Cristo, y que es siempre mayor, más fuerte; tiene y tendrá la última palabra sobre la historia humana.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Ave María Purísima


“¿Qué significa «Inmaculada Concepción»?”, se pregunta el n° 96 del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica.
La respuesta: “Dios eligió gratuitamente a María desde toda la eternidad para que fuese la Madre de su Hijo; para cumplir esta misión fue concebida inmaculada. Esto significa que, por la gracia de Dios y en previsión de los méritos de Jesucristo, María fue preservada del pecado original desde el primer instante de su concepción.”
Esta es la fe de la Iglesia católica. La fe “que nos gloriamos de profesar”, como dice con acierto la liturgia del bautismo y la confirmación. Un dogma en sentido estricto. Dios lo ha revelado y la Igle-sia lo propone para ser creído por los fieles.
La sobria formulación doctrinal está al servicio de la unidad visible de la Iglesia, que es siempre unidad en la fe. Así, con una sola voz, la Iglesia esposa alaba y da gloria a su Señor.
Algunos autores recientes han hecho notar esta dimensión cultual de los dogmas marianos modernos: la Inmaculada Concepción (Pío IX en 1854), y la Asunción de María (Pío XII en 1950). Al reconocer estos misterios marianos, la Iglesia celebra la gloria de la Trinidad que, en la Madre del Verbo encarnado, ha mostrado la vocación última de toda la humanidad: por la gracia llegar a la gloria del cielo. Proclamar las grandezas del Señor es, a una con María, la vocación de la Iglesia.
La fe eclesial en la Inmaculada Concepción de María es un modo muy eficaz, evangélico e incisivo de proclamar la primacía de Dios y de su gracia al hombre del siglo XXI, que oscila entre la preten-sión de construir su destino convirtiéndose en la medida de todo y árbitro absoluto (y solitario) de su propio destino, y la sujeción a las adicciones más deshumanizantes.
La figura femenina de María, llena de gracia, es el espejo donde la humanidad puede contemplar el camino hacia su auténtica libertad: abrirse a Dios, al influjo de su Espíritu, y en obediencia a su Palabra que salva servir a los hermanos. Mujer en el sentido más cabal del término, su autonomía no significó clausura en su propio ego, ni su obediencia a Dios (“He aquí la ‘esclava’ del Señor”), alienación. La Inmaculada es figura de la humanidad nueva que nace del costado de Cristo.
¡Gloria y alabanza tributemos a la Trinidad santa que nos ha mostrado un reflejo de su belleza en el rostro inmaculado de la Purísima!
PD. Mañana celebraré la Eucaristía en la Pquia. San Antonio de Las Heras con bautismo de adultos (por la mañana); por la tarde-noche, en la Pquia. de Rivadavia, recordando viejos amores. Recemos unos por otros.

sábado, 5 de diciembre de 2009

El cielo abierto para todos

Unas declaraciones a la prensa del cardenal Javier Lozano Barragán han vuelto a mover el avispero en la cuestión siempre espinosa de la homosexualidad. “Homosexuales y transexuales -habría dicho el cardenal- no entrarán en el Reino de los cielos”. Ha apelado a la enseñanza de San Pablo.
Dejemos al cardenal hacer uso de su merecida jubilación. ¿Qué dice la Iglesia al respecto?
El cielo es nuestra vocación. La de todo hombre. Para eso Dios nos creó, nos dio inteligencia y li-bertad, y nos puso en la tierra. Para eso Cristo derramó su sangre en la cruz. Para eso, en definitiva, existe la Iglesia: para mostrar el camino al cielo. “Cielo” quiere decir: Dios y nuestra comunión con Él.
Hay opciones de vida, comportamientos y actos humanos que pueden frustrar esta vocación. Sin el auxilio de la gracia, y de no mediar un arrepentimiento sincero de nuestras culpas personales, el breve espacio temporal de nuestra vida puede desembocar en la frustración eterna. Eso es el infierno.
Todos experimentamos en nuestro interior el desorden de la concupiscencia que nos empuja al mal. Jesús nos enseñó a rezar: “Padre nuestro, no nos dejes caer en la tentación. Líbranos del mal”. Sin embargo, la presencia de este desorden no significa, de por sí, que estemos destinados a la condena-ción. Cuando nuestros actos personales ratifican esta tendencia desordenada, entonces sí, nuestra vida se pone en situación de riesgo. Una cosa es sentir; otra, consentir.
El hombre, herido por el pecado, fácilmente se extravía. El mensaje moral que Dios ha inscrito en su propio ser (lo que llamamos: la ley natural), no resulta tan claramente perceptible a los ojos en-ceguecidos por el egoísmo. Como enseñan los evangelios, es Cristo el que cura nuestras cegueras, y nos abre los ojos para ver la verdad y realizarla en nuestras vidas.
La tendencia homosexual supone una dura prueba para las personas. Aunque suele indicar que algo tan fundamental como la propia identidad sexual no ha madurado lo suficiente, de por sí, no conlle-va a la condenación. Esto solo se da cuando la persona, con plena conciencia y deliberado consen-timiento, elige realizar los actos homosexuales que, por su propia condición, son intrínsecamente desordenados (se puede leer el n° 2357 del Catecismo).
De todos modos, la Iglesia experta en humanidad, enseña que nunca se puede ofrecer un juicio defi-nitivo sobre el estado moral de una persona, especialmente sobre su perdición. Ese juicio solo pertenece a Dios.
Cristo salvador llama a todos a la conversión y a la fe. Él, con su sangre, ha abierto las puertas del cielo para todos los que escuchan su llamada, renuncian al pecado en todas sus formas y, con el auxilio del Espíritu Santo, perseveran en la caridad.
Las personas homosexuales no escapan de este influjo salvífico de la gracia de Cristo. O, como dice sabiamente el Catecismo de la Iglesia: “Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor, las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición.” (Catecismo 2358).

martes, 1 de diciembre de 2009

Felices los que trabajan por la paz

De aquel fin de año de 1978 tengo dos recuerdos: los oscurecimientos y las cruces rojas pintadas en los techos del viejo hospital de San Martín. El año pasado, al cumplirse los treinta años del inicio de la mediación, tuve ocasión de recoger el testimonio de muchas personas, argentinos y chilenos,que, en aquellas horas aciagas echaron mano del arma más poderosa de la fe: la oración por la paz.
En su encuentro con las presidentas de Argentina y Chile por los veinticinco años del Tratado de Paz entre las dos naciones,el Papa Benedicto XVI ha recordado una idea muy suya: el Tratado pertenece a la historia; el esfuerzo por superar los conflictos y el trabajo por la paz siguen siendo tareas que nunca acaban. La paz, como todos los grandes valores morales, nunca se consiguen de una vez para siempre. Hay que conquistarlos, una y otra vez.
La editorial "Ágape" acaba de publicar un estudio del infatigable Carmelo Giaquinta, arzobispo emérito de Resistencia: "El Tratado de paz y amistad entre Argentina y Chile. Cómo se gestó y preservó la mediación de Juan Pablo II".
La figura del cardenal argentino Raúl Francisco Primatesta, entonces Arzobispo de Córdoba y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, se destaca como claridad. Un auténtico trabajador de la paz.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Un poco de vida pastoral


Ha pasado ya más de una semana desde mi último post. Después de la Asamblea de los Obispos y algunas cuestiones más que me retuvieron en Buenos Aires, he tenido una agenda de actividades bastante intensa. Escribo estas líneas después de haber compartido este domingo con el párroco y la comunidad de Lavalle. Cansado pero contento.
Desde hace varios días me da vueltas por el corazón algo que quiero compartir aquí. Lo digo sin vueltas: los pastores nos santificamos en el ejercicio del ministerio.
¡Vaya novedad!, me pueden replicar. Tienen toda la razón. Lo que pasa es que, para mí, esta ha sido una experiencia muy fuerte en estos últimos días.
Es verdad que, como obispo, tengo un ministerio de enseñanza, de conducción pastoral y de santificación que grava mi conciencia, en primera persona. "Vobis enim episcopus sum" ("Para ustedes soy obispo"), al decir de San Agustín. Créanme que, para mí, caer en la cuenta de estas cosas constituye, a la vez, un peso y un consuelo.
Escuchar a muchas personas. Orar con otras tantas. Intentar responder a diversas situaciones o preguntas. En fin, me doy cuenta que mi vida como pastor se entremezcla con la experiencia de fe de tantos hermanos y hermanas que me van enseñando a vivir como obispo. O, mejor: Dios me educa a través de mis hermanos.
Pienso, por ejemplo, lo que he vivido este miércoles en el Colegio Dios Padre, especialmente cuando unos chicos de 3° grado se consagraban, con sus mamás, a la Virgen. O la procesión con una preciosa imagen de la Virgen Niña alrededor de la Plaza de Godoy Cruz, el último viernes a las 09:00 de la mañana, con todo el Colegio "Compañía de María", del jardín a la secundaria (o Polimodal).
En esas y otras situaciones similares no he hecho más que estar presente, rezar, acompañar y explicar el Evangelio.
Si santificación signifia unión con Cristo, créanme que, en estas cosas sencillas que les cuento, he podido sentir que ardía el corazón, como en Emaús.
Bueno, aquí me detengo. El cansancio agradecido al concluir un intenso domingo me ha permitido abrir el corazón.
Un saludo a todos,

viernes, 13 de noviembre de 2009

Cuando los santos pasan



Es difícil condensar en pocas palabras las intensas jornadas vividas con ocasión de la visita del corazón incorrupto del Santo Cura de Ars.
Digo solamente esto: un paso de Dios, un acontecimiento de gracia, un momento de alegría muy serena y profunda.
Sorprendente la respuesta de los fieles, laicos, sacerdotes y consagrados. El miércoles por la noche en el Seminario, durante la Misa y la oración en la Catedral la mañana del jueves, el encuentro del Presbiterio, y el paso por los Monasterios.
El paso de Dios se reconoce por sus frutos, y la alegría serena que brota de la fe es uno de ellos.
En este Año sacerdotal, redoblamos nuestra oración por la santidad de los curas.

jueves, 12 de noviembre de 2009

En Luján


Ayer, miércoles 11 de noviembre, los obispos argentinos peregrinamos al Santuario Nacional de Luján. Concelebramos la Eucaristía, bajo la mirada de la pura y limpia Concepción de María. A los pies del altar estaban las reliquias del Santo Cura de Ars.
Suplicamos a Dios por la Misión continental en nuestra patria. Nos comprometimos a acompañar el impulso misionero que, de Aparecida, recorre todo el continente.
La figura de San Juan Bautista María Vianney, humilde y santo párroco, es una preciosa indicación del único camino que conoce el Evangelio para transformar vidas y pueblos: la santidad, aquí en la tierra y camino al cielo. Lo demás es retórica vana y vacía.
A la Virgencita de Luján nos confiamos. El corazón amigo del Santo Cura de Ars interceda por nosotros.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Pablo VI

El pasado fin de semana, el Papa Benedicto XVI ha visitado Brescia, lugar de nacimiento de Pablo VI. He leído rápidamente la homilía en Brescia, y el discurso al inaugurar la nueva sede del Instituto “PabloVI”, en Concesio, junto a la casa natal del Papa Montini.
Siempre me ha parecido que, entre Ratzinger y Montini hay muchos puntos de contacto. Al menos dos: ambos poseen la personalidad espiritual del intelectual católico, formado en la tradición viva de la Iglesia y que, por lo mismo, tienden a pensar y calibrar cada cuestión “según la totalidad”; por otra parte, ambos han debido pastorear al Pueblo de Dios aferrados a la cruz de Cristo o, sencillamente, crucificados.
La cruz es el trono del Logos de Dios hecho carne. Pensar “según la totalidad” es adquirir la ciencia de la cruz. Estos dos aspectos que he señalado se reclaman mutuamente.
La cruz es el precio de la libertad. Y una Iglesia libre, como la que nos han dejado en herencia Pablo VI y Juan Pablo II, es la que brota del costado abierto del Crucificado.

Reza la liturgia de la Iglesia:

“Dios nuestro, que con el escándalo de la cruz has manifestado de una manera admirable tu sabidur-ía escondida, concédenos contemplar, con tal plenitud de fe, la gloria de la pasión de tu Hijo, que encontremos siempre nuestra gloria en su cruz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.” (Vísperas del Viernes de la II semana).

lunes, 9 de noviembre de 2009

Pastores

Esta tarde comenzó la Asamblea plenaria del Episcopado Argentino. Después del intercambio pastoral, celebramos la Eucaristía.
El cardenal Bergoglio citó un conocido párrafo de San Gregorio Magno. Habla de los pastores. A continuación, lo transcribo:

“Hay otra cosa, en la vida de los pastores, que me aflige mucho; pero a fin de que lo que voy a decir no parezca injurioso para algunos, empiezo por acusarme a mí mismo de que, aun sin desearlo, he caído en este defecto, arrastrado por el ambiente de este calamitoso tiempo en que vivimos. Me refiero a que nos vemos como arrastrados a vivir de una manera mundana, buscando el honor del ministerio episcopal y abandonando, en cambio, las obligaciones de este ministerio. Descuidamos fácilmente el ministerio de la predicación y, para vergüenza nuestra, nos continuamos llamando obispos; nos place el prestigio que da este nombre pero, en cambio, no poseemos la virtud que este nombre exige. Así, contemplamos plácidamente como los que están bajo nuestro cuidado abandonan a Dios, y nosotros no decimos nada; se hunden en el pecado, y nosotros nada hacemos para darle la mano y sacarlos del abismo” (Homilía 17, 14; PL 76, 1146).


Una buena referencia para iniciar este encuentro de pastores al servicio del Pueblo de Dios. Recen por nosotros.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Matrimonio

Transcribo a continuación la declaración de la Comisión ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentian sobre el debate parlamentario del llamado "matrimonio homosexual". Un tema que, seguramente, nos ocupará bastante.

Declaración de la Comisión Ejecutiva de la CEA

Ante el conocimiento de un próximo debate legislativo sobre proyectos de ley de matrimonio homosexual, la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina manifiesta al respecto:
El matrimonio como relación estable entre el hombre y la mujer, que en su diversidad se comple-mentan para la transmisión y cuidado de la vida, es un bien que hace tanto al desarrollo de las per-sonas como de la sociedad. No estamos ante un hecho privado o una opción religiosa, sino ante una realidad que tiene su raíz en la misma naturaleza del hombre, que es varón y mujer. Este hecho, en su diversidad y reciprocidad, se convierte, incluso, en el fundamento de una sana y necesaria educación sexual. No sería posible educar la sexualidad de un niño o de una niña, sin una idea clara del significado o lenguaje sexual de su cuerpo. Estos aspectos que se refieren a la diversidad sexual como al nacimiento de la vida, siempre fueron tenidos en cuenta como fuente legislativa a la hora de definir la esencia y finalidad del matrimonio. En el matrimonio se encuentran y realizan tanto las personas en su libertad, como el origen y el cuidado de la vida.
Esto no debe ser considerado como un límite que descalifica, sino como la exigencia de una realidad que por su misma índole natural y significado social, debe ser tutelada jurídicamente. Estamos ante una realidad que antecede al derecho positivo y, por lo mismo, es para él fuente normativa en lo sustancial.
Afirmar la heterosexualidad como requisito para el matrimonio no es discriminar, sino partir de una nota objetiva que es su presupuesto. Lo contrario sería desconocer su esencia, es decir, aquello que es. “El matrimonio no es una institución puramente humana a pesar de las numerosas variaciones que ha podido sufrir a lo largo de los siglos en las diferentes culturas, estructuras sociales y actitudes espirituales. Estas diversidades no deben hacer olvidar sus rasgos comunes y permanentes”.
El matrimonio se funda en la unión complementaria del varón y la mujer, cuyas naturalezas se enri-quecen con el aporte de esa diversidad radical. La realidad nos muestra que toda consideración físi-ca, psicológica y afectiva de los sexos, es expresión de esa diversidad, la cual además no se explica en un sentido antagónico, sino de complemento mutuo. El varón y la mujer, conforman desde esa diversidad complementaria, una nueva realidad que es la familia y que, desde los inicios mismos de la humanidad, ha sido protegida por las sociedades civilizadas, con la institución del matrimonio. Confirma esa realidad, la Declaración Universal de los Derechos del Hombre la cual exige “recono-cer el derecho del hombre y de la mujer a contraer matrimonio y a formar una familia”.
Es responsabilidad de todos proteger este “bien de la humanidad”, (como llamaba Juan Pablo II a la familia), de allí el deseo que nos mueve a sumar las presentes reflexiones en un diálogo sincero con la sociedad y como aporte a quienes tienen la difícil tarea de legislar sobre estos temas.
La Sagrada Familia de Nazareth, modelo permanente, ayude a descubrir a nuestros jóvenes, el valor de la vocación matrimonial.+

miércoles, 4 de noviembre de 2009

El Cura de Ars entre nosotros

Estamos celebrando el Año sacerdotal, al cumplirse el 150 aniversario de la muerte de San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars.

El corazón del Santo Cura está recorriendo el mundo. Dios mediante, estará aqui en Mendoza unas pocas horas: del miércoles 11 por la noche, al jueves 12 al mediodía.

Este es el Programa que hemos preparado:

Miércoles 11 de noviembre
22:00 hs Recepción de las reliquias en el Seminario y vigilia de oración hasta la medianoche

Jueves 12 de noviembre
07:00 hs Celebración de la Eucaristía en la Catedral y momento de oración por los sacerdotes.
09:00 hs Traslado al Seminario donde tendrá lugar el encuentro del Clero.
12:00 hs Celebración de la Eucaristía en el Seminario con los sacerdotes presentes.
13:00 hs Traslado al Monasterio de las Monjas Dominicas
14:00 hs Traslado al Monasterio de las Monjas Carmelitas
15:00 hs Partida para la Diócesis de San Rafael

La Iglesia está orgullosa de sus sacerdotes. Da gracias a Dios por el don del sacerdocio ministerial. Reza por sus curas, y no deja de suplicar a Dios que, a ejemplo del humilde Cura de Ars, sus pastores se configuren con el Buen Pastor.




martes, 3 de noviembre de 2009

Descansa en paz

Este martes 3 de noviembre, alrededor de las 14:00 hs, falleció el P. Aurelio Bertagna.
Elevamos a Dios nuestra plegaria por este buen servidor. En nuestra Diócesis cumplió varios servicios pastorales: en el Seminario de Catequesis, en el Inistituto Pablo VI, en el Liceo Militar, en la Curia como Canciller y, últimamente, en la Parroquia Santiago Apóstol y San Nicolás. Había sido religioso salesiano.

Sus restos son velados en la Parroquia "Santiago Apóstol y San Nicolás". Mañana, a las 10:00 hs tendrá lugar la Misa de exequias.

Con la Iglesia orante, decimos:

"Escucha, Padre, nuestras súplicas
que dirigimos por tu servidor Aurelio Bertagna,
y ya que lo hiciste sacerdote de Cristo,
en cuyo nombre desempeñó con fidelidad el ministerio encomendado,
recíbelo en la comunidad de tus santos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén"

PD. Después de escribir estos breves párrafos, mi memoria se activó de nuevo. Apenas ordenado diácono, fui a trabajar al Arzobispado como Secretario de Mons. Rubiolo. El P. Aurelio era Canciller. Trabajábamos y almorzábamos juntos. Se alegró como un niño cuando supo que Rubiolo me enviaba a estudiar a Roma.
El pasado martes, al finalizar la reunión del Consejo presbiteral nos vimos de nuevo en la Casa del Clero. Me volvió a recordar aquellos años y su alegría por mis estudios. Tuvo también palabras muy cariñosas y elogiosas hacia mi persona, las que reservo para mí. Fue la última vez que lo vi en esta tierra. Ahora, al cielo.

sábado, 31 de octubre de 2009

Anglicanos en la Iglesia católica



Días pasados se dio a conocer un hecho realmente importante para el restablecimiento de la plena unidad visible de la Iglesia. A través de una Constitución Apostólica de pronta aparición, el Santo Padre Benedicto XVI ha dejado abierta la puerta a aquellos anglicanos que, desde hace ya mucho tiempo, vienen pidiendo la comunión con Roma.
Como era de esperar, esta iniciativa del Papa ha suscitado las más diversas reacciones. La prensa suele privilegiar las más negativas, como por ejemplo el lamentable artículo que ha publicado el teólogo disidente Hans Küng.
Como no soy experto en el tema, me ha parecido útil aconsejar la lectura de alguien que sí conoce -y muy bien- el tema. Se trata del español Adolfo González Montes (en la foto), Obispo de Almería y presidente de la comisión de ecumenismo del Espiscopado español. González Montes es, además, un conocido teólogo especializado en temas ecuménicos. Bajo su asupicio se ha publicado en lengua española el Enchiridion ecuménico que reúne los principales acuerdos logrados entre las Iglesia en estas últimas décadas, y otros textos ecuménicos de importancia.
Nótese, por ejemplo, la afirmación que hace González Montes acerca de la experiencia que los anglocatólicos tienen del progresismo ideológico (lo que Newmann denominaba: "el liberalismo"), y su efecto devastador sobre el cuerpo de la Iglesia. Una buena advertencia para nosotros.
Aquí el link con una carta pastoral en la que explica el tema:
http://revistaecclesia.com/index.php?option=com_content&task=view&id=13347&Itemid=1.
Espero que sea provechosa. Un saludo,

viernes, 30 de octubre de 2009

Justicia y solidaridad

Transcribo a continuación una declaración de "Caritas Argentina" y la Comisión nacional "Justicia y paz", acerca de la asignación universal decretada por la Presidenta:


Tal como fue anunciado por la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, se extiende la asignación familiar por hijo a una población que no estaba alcanzada (hijos de desocupados y trabajadores informales). De esta manera se establece una nueva igualdad de derechos que corrige fuertes inequidades y se avanza hacia un sistema de seguridad social más justo.

El diálogo que se ha llevado a cabo en estos días mostró un fuerte consenso en avanzar hacia un ingreso universal a la niñez. Aspiramos que esta iniciativa del Poder Ejecutivo pueda verse plasmada en una ley, debatida y consensuada por todos, que brinde el marco jurídico adecuado para una política de Estado a largo plazo.

Ciertamente esta asignación no soluciona las causas estructurales de la pobreza pero significa un importante paso para aliviar la indigencia, al otorgar un mínimo de ingresos que muchas familias y hermanos nuestros estaban necesitando.

Quedan todavía pendientes por conocer aspectos prácticos vinculados con la implementación de este importante anuncio. Que el Señor nos ilumine a todos para seguir trabajando en la construcción de una sociedad más equitativa, con políticas de Estado complementarias para asegurar un desarrollo humano integral de cara al Bicentenario de la Patria (2010-2016).
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Fiesta de la familia


El pasado domingo tuvo lugar la Fiesta de la Familia, organizada por el Secretariado arquidiocesano de pastoral familiar. Presidí la Misa a las 18:30 hs. en el Prado Gaucho del Parque. Asistieron alrededor de 250 personas.
El lema del encuentro fue: "Familia, esperanza de hoy".
Así se expresa nuestro Plan de Pastoral:

"Proponer a todos la buena noticia cristiana del amor humano y la sexualidad, del matrimonio y la familia para que, con alegría y esperanza, las familias vivan su vocación y misión al servicio de la vida plena, ante los desafíos del presente" (PDP 4.2.5)

En el difícil contexto cultural que vivimos, la opción por la familia es prioritaria en la misión de la Iglesia.
Gracias a Dios, son muchas las personas y grupos que están desarrollando una intensa acción en este sentido.
Esta iniciativa es un pequeño paso, como una semilla que se deposita con gran esperanza. Estoy convencido que Dios la bendice para que fructifique.

jueves, 29 de octubre de 2009

Violencia y esperanza

La violencia sexual es un problema muy grave de nuestra sociedad. Las mujeres y los menores son sus víctimas.
Se trata de un síntoma muy elocuente de un deterioro humano de proporciones. El síntoma nos debe ayudar a examinar la complejidad de causas que convergen para que se desate este tipo de violencia.
Sin duda que un peso importante tienen las causas culturales: el machismo, por ejemplo.
Fortalecer la familia y la escuela, aparecen como dos caminos también convergentes. Se ha hablado mucho del rol de una y otra en la eduación afectiva y sexual de niños y adolescentes.
Sus esfuerzos en este sentido, serían insuficientes, sin embargo, si no pudiéramos activar una renovación espiritual y moral de la entera vida social que nos implicara a todos.
En esto, creo que las comunidades religiosas puede funcionar como factores importantes, generadoras de un nuevo humanismo. De hecho así lo hacen.
La fe confiada en el Dios de la vida es clave en todo esto; ofrece una Razón valedera para vivir. La esperanza cristiana tiene sustancia, porque se apoya en el Dios vivo que también es el Dios que no miente. En Dios se puede confiar en sentido absoluto.

obispos

Les decía que he tenido una agenda bastante abultada. El viernes y sábado pasados tuvimos el encuentro de Obispos de la Región Cuyo en San Rafael. Argentina está divivida en regiones pastorales que reúnen a los obispos de una misma zona geográfico-cultural, a fin de acrecentar la comunión y la misión apostólica.
Desde el año 2002 funciona la Región Cuyo que integra a las diócesis de San Juan, San Luis, San Rafael, La Rioja y Mendoza.
Los obispos se reúnen dos veces al año. Como la diócesis de San Rafael celebra a su patrono el 24 de octubre, para esa fecha nos trasladamos al sur de Mendoza.
Para mí, como obispo nuevo, es un experiencia también nueva y muy rica. El trato entre los obispos es muy fraterno, franco y directo. Yo, por ejemplo, me he sentido muy bien recibido e integrado.
En estos encuentros abordamos distintos temas, en una agenda exigente e intensa. Cada uno sigue algún aspecto de la pastoral de la Región. A mí me ha tocado la pastoral juvenil. Mons. Arancibia, la pastoral sacerdotal.
Solemos retomar los temas que hemos tratado en la Asamblea de obispos, u otros que tienen que ver con nuestra misión. Sin duda que los sacerdotes, el Seminario, Caritas y los jóvenes son cuestiones recurrentes.
Esta vez, en San Rafael, acordamos dedicar una atención más grande al problema de la droga y la pastoral de las adicciones. El obispo de San Luis, Mons. Jorge Lona, ha venido estudiando el tema y nos ha propuesto una serie de consideraciones interesantes. Es un problema grave que debe ser enfocado pastoralemte desde distintos ángulos: los niños, adolescentes y jóvenes, la prevención. la corrupción que permite y alimenta este comercio siniestro, la concientización de nuestras comunidades, de las familias y centros educativos.
En fin, esperamos dedicarle mayor atención a un tema delicado.

miércoles, 28 de octubre de 2009

La escuela católica

No escribo desde el pasado jueves 22 de octubre. Casi una semana. En pocos días ha habido una sucesión bastante intensa de actividades que me han absorbido. Hoy, por ejemplo, he estado todo el día en una Visita pastoral al Colegio "Virgen del Carmen de Cuyo" de Maipú.
Las escuelas católicas tienen una gran vitalidad. En estos meses he podido visitar varias. Y, de cada una, he vuelto gratamente sorprendido.
Me ha llamado la atención el fuerte grado de identificación que, tanto los alumnos y sus familias, como los docentes, directivos y el resto del personal, tienen con la escuela, con su historia, con el carisma fundador, con el edificio.
Se trata, en general, de centros educativos que reciben chicos y adolescentes de un estrato social medio; es decir: hijos de trabajadores y profesionales.
Enfrentan muchísimos problemas, sin embargo, percibo un gran espíritu de familia y un tesón en la lucha que son dignos de mencionar.
Son tiempos difíciles para quien siente la vocación docente. Pienso que las comunidades cristianas deberíamos desarrollar un mayor compromiso con el mundo de la educación. Es para pensar.

jueves, 22 de octubre de 2009

Al cielo te lleven los ángeles

Al concluir la celebración de anoche me avisaron que partió al cielo la mamá del P. Roberto Juárez, sacerdote diocesano de Mendoza, actualmente Capellán de la cárcel.
Como señalé días atrás, Roberto preparó y acompañó mi reciente visita al Penal. Allí pude comprobar más directamente su entrega evangélica al servicio de internos y penitenciarios.
Los invito a todos a orar por el descanso eterno de su mamá, por él y su familia. En estos momentos, Roberto debe estar en Buenos Aires para el sepelio. Según nos ha dejado dicho, próximamente celebrará aquí en Mendoza una Misa por el descanso de su alma.
Nosotros rezamos con la piedad litúrgica de la Iglesia:
Vengan en su ayuda, Santos de Dios; salgan a su encuentro, Ángeles del Señor. Reciban su alma y llévenla a la presencia del Altísimo.
Cristo que te llamó, te reciba y los ángeles te conduzcan al seno de Abrahám.
Concédele, Señor, el descanso eterno y brille para ella la luz que no tiene fin. Amén

Servir la Vida

Ayer 21 de octubre fue el aniversario de la dedicación de la capilla del Seminario. Tuve la alegría de presider la Eucaristía en la que se confirió el Ministerio del Lectorado a Cristian Brito y Miguel Ángel Valdéz, y el Ministerio del Acolitado a Silvio Feudale, Leonardo Di Carlo y Germán Lledó. Es la primera celebración de este tipo que presido. Confieso que, no obstante todo, empecé un poco nervioso. De todos modos, la celebración fue muy bella y sentida. El clima orante y celebrativo expresó aquella “sobria embriaguez” del Espíritu que constituye el ideal de toda celebración litúrgica.

Esta primera foto recoge el momento en que los nuevos ministros Lectores y Acólitos renuevan su consagración a María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario.

En este Año sacerdotal a la vez que suplicamos a Dios por la santidad de nuestros seminaristas y sacerdotes, damos gracias por sus personas.

En la web del Arzobispado podrán econtrar mi homilía. Inspirándome en los textos bíblicos propuestos por el Leccionario, hablé de los ministerios como servicio a la Vida que Jesús nos da.

Un saludo en el Señor.

Ah, las fotos son de Edgardo

Fretes.

miércoles, 21 de octubre de 2009

“A pulmón”


Como les conté en mi último artículo, lunes y martes realicé una visita a la Penitenciaría. En rigor de términos a las dos unidades: a la vieja cárcel de Boulogne sur mer y el complejo más nuevo de San Felipe.
Tres cosas me impactaron: los jóvenes alojados, las condiciones de vida de internos y penitenciarios, y el compromiso de quienes trabajan para recuperar a los internos.
Los jóvenes. Algunos casi niños. Yo he trabajado con jóvenes durante quince años. Tal vez, por eso, me impactó tanto. Tuve tres encuentros más prolongados con ellos en algunos pabellones. Los escuché, pronuncié pocas palabras y, al final, rezamos juntos. Los bendije imponiéndoles las manos. Repito: algunos, casi niños.
La vida. Es cierto, es una cárcel, un lugar donde se cumple una pena, un penal. Lo es para todos, incluso para los penitenciarios. La comida, la higiene, los lugares y medios de trabajo, el contacto diario con situaciones extremas. La frase que más escuché: “esto lo hicimos nosotros como todo acá: a pulmón”. Lo escuché de los guardias, las autoridades, los profesionales de la salud, los maestros, los agentes de pastoral, también los internos. Recordé muchas cosas que solía decir el P. Jorge Contreras.
El compromiso. La gente común -decía uno de los personajes de Tolkien- mueve las ruedas del mundo. Yo añado: la gente común y buena. ¿Un ejemplo? Tres jóvenes bioquímicas en un cuarto pequeñísimo, con instrumentos añejos logran llevar con competencia un seguimiento de los internos, y son 900 solo en Boulogne (en San Felipe hay 700 más). Bueno, y el P. Roberto y equipo.
En fin, me queda mucho dando vuelta en el corazón.

domingo, 18 de octubre de 2009

"Conmigo lo hicieron"

Queridos amigos: Les pido una oración. Mañana y pasado voy a realizar una breve Visita pastoral a la Cárcel. Lo venimos planeando con el P. Roberto Juárez y otros integrantes de la Pastoral penitenciaria, desde el año pasado.
Acompánenme con su oración. Si me aceptan la sugerencia: con el rezo del Rosario de Nuestra Señora.
Voy como obispo, es decir como pastor, al encuentro de una porción sufriente del rebaño de Cristo. Pero voy también como discípulo de Jesús, a visitarlo a Él que dijo: "cada vez que hicieron esto con uno de mis hermanos, conmigo lo hicieron".
Les transcribo la oración del Misal romano por los encarcelados:
Dios todopoderoso y lleno de misericordia,
sólo tú conoces los corazones, reconoces al justo
y puedes justificar al culpable.
Escucha nuestros ruegos por tus hijos encarcelados,
para que tengan paciencia y esperanza en su aflicción,
y puedan reintegrarse pronto y sin obstáculos
a su vida cotidiana.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

sábado, 17 de octubre de 2009

Sagrario


Hoy bendije la capilla del Santísimo Sacramento de la Parroquia “Santa Bernardita”. El P. Miguel López D’Ambola, su párroco, logró renovar este espacio sagrado con algunos elementos litúrgicos recibidos en donación de las Hermanas de San José.
En la Misa hice una catequesis sobre la Eucaristía, el Sagrario, la oración de adoración y el sentido de lo sagrado. Tomé como punto de partida, la bella expresión de la Carta a los Hebreos: “Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno” (Hb 4,16).
La Eucaristía es la actualización sacramental del sacrificio pascual de Cristo, que entrega su vida en rescate de la multitud. Escuchamos la Palabra que Dios nos dirige y, así alimentados por ella, nos volvemos al Señor para la Acción de gracias. Este doble movimiento marca el ritmo de la vivencia eucarística: escuchar la Palabra que viene a nosotros, y unirnos al Señor que se ofrece a sí mismo al Padre en el Espíritu Santo.
El Sagrario custodia la presencia del Señor en medio de su pueblo. La liturgia manda que las especies eucarísticas sean rodeadas de un escrupuloso cuidado, signo del amor de la Iglesia esposa por el Esposo. El tabernáculo es punto de referencia para la oración de los fieles.
La actual crisis de la Iglesia es una crisis de oración, de adoración y del sentido de la Eucaristía. En ella se encuentra la fuerza que transforma el mundo, y el secreto de una auténtica renovación espiritual y de una reforma de vida.
La dignidad del culto, el espíritu de alabanza y adoración, como también una revitalización del sentido de la presencia real de Cristo en la Eucaristía son senderos pastorales claramente delineados por la Iglesia. También en nuestro Plan de Pastoral.

jueves, 15 de octubre de 2009

Teresa de Jesús


Hoy quería escribir algo sobre Santa Teresa de Jesús. Es su memoria. Esta mañana celebré la Misa en el Carmelo. Allí es solemnidad. Quería escribir dos palabras sobre esta gran mujer, pero lo de Saramago me ganó de mano. De todos modos, no quisiera dejar pasar el día sin decir dos palabras. En realidad, no son mías, sino las de la Iglesia orante.
Transcribo la oración colecta de la Misa de hoy:
Dios y Padre nuestro, que por la acción de tu Espíritu elegiste a santa Teresa de Jesús para mostrar a la Iglesia el camino de la perfección, concédenos alimentarnos siempre con su doctrina espiritual y arder en deseos de verdadera santidad.

¿Qué nos enseña esta Doctora de la Iglesia? Entre tantas buenas cosas, que la búsqueda de Dios nunca cesa, que la oración es más necesaria que el aire, y que el Dios amor es, en realidad, el que nos busca, porque nos ama y quiere comunicársenos como Amigo y Esposo.

Honrar la verdad

José Saramago ha vuelto a expresarse en un tono bastante áspero sobre Benedicto XVI y la Iglesia católica. Ha calificado de “cinismo intelectual” la actitud del Papa porque -según su opinión- invoca a Dios sin haberlo visto. Habla también de las “insolencias reaccionarias” de la Iglesia.
Dejando de lado la pirotecnia verbal, creo que hay que prestar atención a esta afirmación: “A las insolencias reaccionarias de la Iglesia católica hay que responder con la insolencia de la inteligencia viva, del buen sentido, de la palabra responsable. No podemos permitir que la verdad sea ofendida todos los días por presuntos representantes de Dios en la tierra a los que en realidad sólo interesa el poder”.
Pongamos entre paréntesis -al menos esta vez- su valoración negativa de la Iglesia y sus representantes. Aunque por razones distintas a las suyas, estoy de acuerdo con su apelación a un ejercicio insolente “de la inteligencia viva, del buen sentido y de la palabra responsable”. De hecho, constituye una tarea a la que ningún católico debería rehuir. Todo lo contrario. Casi me atrevería a decir que con esos mismos términos se podría ensayar una definición de la teología cristiana: inteligencia viva de la fe, desarrollada con buen sentido y expresada a través de un discurso responsable.
Honrar la verdad, en todas sus manifestaciones, es el programa del pontificado de Benedicto XVI. Su reciente encíclica social, llamada justamente: “Caridad en la verdad”, es un testimonio elocuente del poder espiritual y moral de la verdad en campos tan concretos como la economía, la política y el desarrollo social.
Sigue siendo una gran verdad que hay que escuchar a los ateos.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Contagiar esperanza


Cada año se confirman en Mendoza alrededor de 10.000 personas. La mayoría son adolescentes y jóvenes. El comentario más común que suelen hacer sacerdotes y catequistas suena más o menos así: “Sí, son muchos. Aunque, después de la Misa de confirmación prácticamente desaparecen todos”.
Es un problema pastoral serio. Aquí y allá se ensayan nuevas formas de catequesis. Es notable el esfuerzo creativo de muchas comunidades cristianas en este orden. En estos últimos años, algunas parroquias han puesto en marcha experiencias muy buenas que apuntan a la personalización de la fe. Es decir: a vivir la fe como un encuentro con Jesucristo que orienta toda la vida.
Pienso que sería muy bueno que las parroquias intercambiaran experiencias en este campo. A mí me admira el empeño y la perseverancia de tantos curas y catequistas en este campo. Hoy por hoy no es sencillo entrar en el mundo juvenil. Mucho más, cuando se trata de “contagiar esperanza” y ofrecer un horizonte de sentido a la vida.
¡Benditos los que, con un corazón grande, aman a los jóvenes, desgastándose por ofrecerles el Evangelio de la vida!
A través del esfuerzo de ellos percibimos el rostro y la pasión del Dios amor, que ama especialmente a sus hijos más pequeños.

martes, 13 de octubre de 2009

Homilía en Panaholma


El pasado domingo presidí la Eucaristía en Panaholma, en el marco del IV Encuentro Nacional de Seminaristas teólogos. La blanca capilla, recién restaurada, fue obra del Cura Brochero. Publico aquí las ideas fundamentales de la homilía que pronuncié. Me habían pedido un especial acento en las misiones, por ser ese domingo la Jornada mundial de las misiones.

Homilía

Venimos a Brochero a buscar una enseñanza para la vida. El Seminario es sobre todo eso: una escuela de vida, un lugar y un tiempo en el que aprendemos a vivir de un modo determinado: como pastores del Pueblo de Dios.
Hemos venido a Brochero porque sabemos que aquí un hombre aprendió a vivir, a luchar y a morir como cura, como pastor, como misionero del Evangelio. Estamos haciendo el esfuerzo de oir su enseñanza y de dejarnos educar por este auténtico maestro de vida.
La primera lectura de hoy, tomada del libro de la Sabiduría, casi nos permite escuchar la voz del Cura que, con las palabras inspiradas de las Escrituras santas nos dice a nosotros hoy: “Oré, y me fue dada la prudencia, supliqué, y descendió sobre mí el espíritu de la Sabiduría. La preferí a los cetros y a los tronos, y tuve por nada las riquezas en comparación con ella… La amé más que a la salud y a la hermosura, y la quise más que a la luz del día, porque su resplandor no tiene ocaso”.
Nosotros sabemos que esta Sabiduría de Dios, preferible a todas las riquezas del mundo, es mucho más que un conjunto de conocimientos. Es una Persona: Jesús, el Señor, Logos y Sabiduría de Dios encarnada. Él es nuestro auténtico Maestro de vida. Él nos enseña a vivir.
El relato evangélico que hemos escuchado nos muestra justamente a Jesús empeñado en hacer comprender que en su Persona se juega de verdad la vida eterna. “Por mí y por el Evangelio” subrayará al retomar la confesión sincera de Pedro: “Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”.
Con el Cura Brochero, nosotros nos sentimos llamados a llevar Vida a nuestro pueblo. Sentimos la urgencia y el imperativo de la misión. Nos reconocemos discípulos misioneros de Jesús.
Aparecida ha sido un acontecimiento del Espíritu, portador de un fuerte impulso misionero que está encontrando una recepción esperanzadora en la mayoría de nuestras Iglesias diocesanas.
Repasemos el n° 32, pues contiene un mensaje que nos puede ayudar mucho:

"La alegría que hemos recibido en el encuentro con Jesucristo, a quien reconocemos como el Hijo de Dios encarnado y redentor, deseamos que llegue a todos los hombres y mujeres heridos por las adversidades; deseamos que la alegría de la buena noticia del Reino de Dios, de Jesucristo vencedor del pecado y de la muerte, llegue a todos cuantos yacen al borde del camino, pidiendo limosna y compasión (cf. Lc 10, 29-37; 18, 25-43). La alegría del discípulo es antídoto frente a un mundo atemorizado por el futuro y agobiado por la violencia y el odio. La alegría del discípulo no es un sentimiento de bienestar egoísta sino una certeza que brota de la fe, que serena el corazón y capacita para anunciar la buena noticia del amor de Dios.
Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo."
(DA 29)


Brochero, como también el Santo Cura de Ars, son para nosotros maestros de vida en estas cosas.
La misión no es primariamente acción, sino irradiación de la luz de Cristo. Nada sustituye en la vida de la Iglesia al fuego que arde en un corazón que se ha dejado conquistar por el Señor.
No hay ningún otro principio eficaz de renovación eclesial y de conversión pastoral que la gracia de Dios que nos precede y acompaña, como hemos rezado al inicio de esta liturgia. Y cuando decimos “gracia” estamos quiriendo decir al Dios amor que se comunica gratuita y sorpresivamente a su criatura.
La Iglesia no crece por proselitismo, enseñaba el Papa en Brasil, sino por atracción. El Dios amor manifestado en la cruz de Cristo es la fuerza que atrae y transforma al mundo.
La misión es la irradiación de este amor.
María, causa de nuestra alegría, nos acompañe en este camino. Amén.

En las huellas de Brochero


Este fin de semana tuvo lugar en Villa Cura Brochero (Córdoba), el IV Encuentro nacional de Seminaristas teólogos, con el lema: “Con el Cura Brochero, convocados a vivir en Jesús, y llamados a dar vida”.
Participaron unos 380 seminaristas de 26 seminarios argentinos, acompañados de una treintena de formadores y seis obispos. De Mendoza asistieron los diez seminaristas que cursan teología en nuestro Seminario y el P. Mario Panetta, formador. Yo también los acompañé.
En torno a la figura de José Gabriel del Rosario Brochero se ha generado un movimiento de renovación espiritual y apostólica muy esperanzador para la Iglesia en Argentina.
El Cura Brochero es un modelo de santidad sacerdotal. Es decir: de aquella unión con Cristo que se da en el ejercicio del ministerio pastoral: anuncio del Evangelio, celebración de los sacramentos y pastoreo del pueblo.
La foto que ilustra este post captura el momento en que los seminaristas recorren el camino que unía Traslasierra con Córdoba, y que fuera iniciativa del Cura. Una obra de desarrollo social al servicio de lo que el Cura tenía en el corazón: que todos llegaran al corazón de Cristo.
Los pastores y los seminaristas tenemos un modelo a imitar en este tiempo en el que nos sentimos urgidos a comunicar la alegría de la fe a todos. ¡Ojalá que pronto se dé su beatificación! En este Año sacerdotal sería una gran bendición para todos.