martes, 29 de marzo de 2011

El atrio de los gentiles II


Han pasado varios días de mi último post. No que no hay de qué hablar, solo que, a veces, uno tiene que concentrar sus energías en muchas cosas que reclaman atención prioritaria.

De todas formas, vayan estas palabras del Santo Padre Benedicto XVI. Están dirigidas a los jóvenes, creyentes y no creyentes, reunidos frente a Notre Dame de París, para la conclusión de la primera experiencia del “Atrio de los gentiles”. Las comparto simplemente con ustedes:

“Vosotros jóvenes, creyentes y no creyentes, igual que en la vida cotidiana, esta noche queréis estar juntos para reuniros y hablar de los grandes interrogantes de la existencia humana. Hoy en día, muchos reconocen que no pertenecen a ninguna religión, pero desean un mundo nuevo y más libre, más justo y más solidario, más pacífico y más feliz. 

Al dirigirme a vosotros, tengo en cuenta todo lo que tenéis que deciros: los no creyentes queréis interpelar a los creyentes, exigiéndoles, en particular, el testimonio de una vida que sea coherente con lo que profesan y rechazando cualquier desviación de la religión que la haga inhumana. Los creyentes queréis decir a vuestros amigos que este tesoro que lleváis dentro merece ser compartido, merece una pregunta, merece que se reflexione sobre él. 

La cuestión de Dios no es un peligro para la sociedad, no pone en peligro la vida humana. La cuestión de Dios no debe estar ausente de los grandes interrogantes de nuestro tiempo.

Queridos amigos, tenéis que construir puentes entre vosotros. Aprovechad la oportunidad que se os presenta para descubrir en lo más profundo de vuestras conciencias, a través de una reflexión sólida y razonada, los caminos de un diálogo precursor y profundo. Tenéis mucho que deciros unos a otros. No cerréis vuestras conciencias a los retos y problemas que tenéis ante vosotros.”


domingo, 13 de marzo de 2011

Sólo Cristo

Les propongo las tres ideas en torno a las cuales giró mi predicación en este primer domingo de Cuaresma. Al inicio de la liturgia, habíamos pedido la gracia de progresar en el conocimiento del misterio de Cristo. Así, contemplamos la escena de las tentaciones de Jesús en el desierto.

Primera idea: Sólo quien conoce a Cristo se conoce verdaderamente a sí mismo.

Segunda idea: Sólo Cristo puede decirnos la última palabra sobre nuestra dignidad, sobre los verdaderos peligros que acechan nuestra vida y sobre nuestro fin último. 

Tercera idea: Cristo nos conoce mejor que nosotros mismos, con un conocimiento concreto y actual. 
La conversión cuaresmal es correr hacia Cristo, dejarnos abrazar por Él, entrar en comunión de amistad con Él.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Cuaresma: la alegría de la conversión, de volver a Dios


"Sí, volveré junto a mi Padre"
Hoy, miércoles de ceniza, se abre el tiempo fuerte de la Cuaresma. Cuarenta días en preparación de la Pascua cristiana. Tiempo de una apertura a Dios y a los hermanos más auténtica. Por eso: oración, ayuno y limosna.

Como ocurre también con el Adviento, el tiempo cuaresmal no es otra cosa que la vivencia más consciente de algo esencial de nuestra fe: la conversión como vuelta a Dios, como un recentrarnos en Dios, nunca alcanzado del todo.

En palabras del profeta: “Pero aún ahora -oráculo del Señor- vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos. Desgarren su corazón y no sus vestiduras, y vuelvan al Señor, su Dios, porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y rico en fidelidad, y se arrepiente de tus amenazas.” (Joel 2,12-13)

Todos los creyentes tenemos historias de conversiones, para contar o para guardar en el secreto del corazón. Sin duda, son historias dolorosas. La conversión comienza siempre con la experiencia del hijo pródigo que, tal vez de repente, cae en la cuenta de su extravío. Pero siempre, siempre, termina en fiesta, en la alegría del hijo muerto que ha vuelto a la vida. Historias del dolor transformado por la experiencia del amor incondicional de Dios. El llanto convertido en gozo.

Volver a Dios. Esa es la aventura de la Cuaresma. 

El profeta, sin embargo, nos habla de otra conversión. Su sujeto no somos nosotros, sino el mismo Dios. “¡Vuelva a Dios!”, nos dice. Añade: “¡Quién sabe si él no se volverá atrás y se arrepentirá, y dejará detrás de sí una bendición: la ofrenda y la libación para el Señor, su Dios!” (Joel 2,14).

La cruz de Jesús es la expresión más elocuente de las verdaderas intenciones de Dios para con el hombre y para con toda la creación. Es la palabra que anuncia que Dios vuelve sus ojos, su mirada y sus manos hacia el mundo. 

Volver a Dios, pero al Dios del amor hasta el extremo. Al Dios crucificado.

sábado, 5 de marzo de 2011

Quiero vivir por Cristo y por Él quiero también morir


Lo que sigue es el testimonio de Shahbaz Batti, el ministro paquistaní para las Minorías religiosas, asesinado el 2 de marzo pasado por un comando de fundamentalistas islámicos que lo habían "castigado" porque buscaba modificar la Ley de la blasfemia que en 25 años de aplicación ha costado la vida a centenares de cristianos. El texto ha sido extraído de: "Cristiani in Pakistan. Nelle prove la speranza", Marcianum Press 2008. 

Yo lo he extraído de la página de información italiana: “La Bussola quotidiana”, dirigida, entre otros, por Vittorio Messori y Andrea Tornielli. La traducción es mía; seguro que con defectos. 


Testimonio

“Mi nombre es Shahbaz Bhatti. He nacido en una familia católica. Mi padre, maestro jubilado, y mi madre, ama de casa, me han educado según los valores cristianos y las enseñanzas de la Biblia, que han dejado su influjo en mi infancia.

Desde niño estaba acostumbrado a ir  a la iglesia, y encontrar profunda inspiración en las enseñanzas, en el sacrificio y en la crucifixión de Jesús. Fue el amor de Jesús el que me indujo a ofrecer mis servicios a la Iglesia. Las espantosas condiciones de vida de los cristianos de Pakistán me han impactado profundamente. 

Recuerdo un viernes de Pascua, cuando tenía solo trece años: escuché un sermón sobre el sacrificio de Jesús por nuestra redención y por la salvación del mundo. Pensé en corresponder a su amor dando amor a nuestros hermanos y hermanas, poniéndome al servicio de los cristianos, especialmente de los pobres, de los necesitados y de los perseguidos que viven en este país islámico. 

Me han propuesto altos cargos de gobierno, y me han pedido que abandone mi batalla, pero siempre lo he rechazado, incluso con el riesgo de mi propia vida. Mi respuesta ha sido siempre la misma: “No, yo quiero servir a Jesús como un hombre común”. 

Esta devoción me hace felíz. No quiero popularidad, no quiero posiciones de poder. Quiero solo un puesto a los pies de Jesús. Quiero que mi vida, mi carácter, mis acciones hablen por mí, y digan que estoy siguiendo a Jesucristo. Tal deseo es tan fuerte en mí, que me consideraría privilegiado si Jesús -en este vigoroso esfuerzo mío de ayudar a los necesitados, a los pobres, a los cristianos perseguidos de Pakistán- quisiese aceptar el sacrificio de mi vida. 

Quiero vivir por Cristo y por El quiero también morir. No tengo ninguna clase de miedo en este país. Muchas veces los extermistas han desado asesinarme, meterme en la cárcel; me han amenazado, perseguido y han aterrorizado mi familia. Yo digo que, hasta tanto tenga vida, hasta el último suspiro, continuaré sirviendo a Cristo y a esta pobre, sufriente humanidad, los cristianos, los necesitados, los pobres. 

Creo que los cristianos del mundo que han tendido la mano a los musulmanes golpeados por la tragedia del terremoto de 2005 han construido puentes de solidaridad, de amor, de comprensión, de cooperación y de tolerancia entre las dos religiones. Si tales esfuerzos continuaran, estoy convencido que lograremos vencer los corazones y las mentes de los extremistas. Esto producirá un cambio positivo: las gentes no se odiarán, no asesinarán en el nombre de la religión, sino que se amarán las unas a las otras, llevarán armonía, cultivarán la paz y la comprensión en esta región.

Quiero decirles que encuentro mucha inspiración en la Sagrada Biblia y en la vida de Jesucristo. Más leo el Nuevo y el Viejo Testamenteo, los versículos de la Biblia y la palabra del Señor, y más se fortalecen mi fuerza y mi determinación. Cuando reflexiono sobre el hecho de que Jesús Cristo ha sacrificado todo, que Dios ha mandado Su mismo Hijo por nuestra redención y nuestra salvación, me pregunto como puedo yo seguir el camino del Calvario. Nuestro Señor ha dicho: “Ven conmigo, toma tu cruz y sígueme”. 

Los fragmentos de la Biblia que más amo dicen: “Tuve hambre y me diste de comer; tuve sed y me diste de beber; era forastero y me has dado hospedaje; estaba desnudo y me has vestido, enfermo y me has visitado, encarcelado y has venido a verme”. Así, cuando veo gente pobre o necesitada, pienso que bajo su semblante es Jesús el que me sale al encuentro. 

Por eso, busco siempre ser de ayuda, junto a mis colegas, de llevar asistencia a los necesitados, a los hambrientos, a los sedientos.

Creo que los necesitados, los pobres, los huérfanos cualquiera sea su religión, tienen que ser considerados, antes que nada, como seres humanos. Pienso que estas personas son parte de mi cuerpo en Cristo, que son la parte perseguida y necesitada del cuerpo de Cristo. Si nosotros llevamos a término esta misión, entonces habremos ganado un puesto a los pies de Jesús y yo podré mirarlo sin experimentar vergüenza."

viernes, 4 de marzo de 2011

Testigo de Cristo

Shahbaz Bhatti: Jesús te reciba en la comunión de los santos. Amén


Se llama: Shahbaz Bhatti. Era Ministro de Asuntos de las Minorías de Pakistán. Fue asesinado el pasado miércoles, al decir, de sus propios asesinos, “por cristiano, infiel y blasfemo”.

Un amigo ha hecho pública una entrevista preparada para el caso de una muerte violenta, como de hecho ocurrió. Se trata de un video que ya está completo en Youtube, difundido también por la BBC. 

De un portal en español, transcribo estas tres frases que siguen: 

Yo creo en Jesucristo, que ha dado su propia vida por nosotros. Sé cuál es el significado de la Cruz y el valor de la Cruz. 

Estoy preparado para morir por defender los derechos de mi comunidad y de las personas que sufren, incluso hasta morir a causa de mis principios. 

Prefiero morir por mis principios y la justicia de mi comunidad antes que hacer concesiones por estas amenazas.

¿La razón de estas declaraciones? Él mismo las explica con estas palabras: “quiero compartir el mensaje de amor con el mundo musulmán. Este es el único mensaje que puede hacer que el mundo musulmán salga del círculo cerrado de odio y asesinatos”.

Hace unos domingos, los católicos escuchábamos la exigente invitación de Jesús a amar a nuestros enemigos, a dar con generosidad a quien nos pide, a ofrecer la otra mejilla y rogar por quienes nos persiguen. 

Palabras difíciles de asimilar y traducir en la propia vida. Como siempre, el Espíritu es el que escribe en los corazones la Palabra de Dios. Nos ofrece ahora a este hermano nuestro, Shahbaz Bhatti, un comentario viviente de las palabras de Jesús. 

Les propongo que oremos por los cristianos de Pakistán y de otros países que viven situacione similares.

miércoles, 2 de marzo de 2011

El adelantado Don Rodrigo

El Adelantado Don Rodrigo
La semana próxima comenzará a circular la segunda parte del “Jesús de Nazaret” de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI. Según me informan, estará por Mendoza en abril (esperemos que de este año).

Los reportes periodísticos comienzan a informarnos de su contenido: que tiene 9 capítulos, en cuantos idiomas ya está traducido, los personajes evangélicos que examina, etc.

Se destaca una información, presente desde hoy en varios medios on line: “El Papa exonera a los judíos por la muerte de Jesús”. O, también: “El Papa Benedicto limpió de cargo y culpa a los judíos por la muerte de Jesús”.

En qué términos examina Ratzinger la cuestión no lo sé. Hay que esperar a leer el texto. Imagino que lo hace en la línea de la mayoría de los teólogos sensatos que abordan este importante tema.

Los años que enseñé cristología (ya pasados, ¡qué nostalgia!) le dedicaba también al menos una clase, precisamente en el contexto en que lo aborda Ratzinger: el misterio pascual de la pasión, muerte y glorificación de Jesús. Usaba de ordinario: Walter Kasper, Angelo Amato u Olegario González de Cardedal.

Un punto está fuera de discusión. Es la enseñanza del Concilio Vaticano II, que transcribo a continuación. Son tres párrafos de la famosa Declaración “Nostra Aetate” n° 4. Tiene ya 47 años. Un tema que ya fue noticia en aquellos años.

Aunque las autoridades de los judíos con sus seguidores reclamaron la muerte de Cristo, sin embargo, lo que en su pasión se hizo, no puede ser imputado ni indistintamente a todos los judíos que entonces vivían, ni a los Judíos de hoy. Y, si bien la Iglesia es el nuevo Pueblo de Dios, no se ha de señalar a los Judíos como reprobados de Dios ni malditos, como si esto se dedujera de las Sagradas Escrituras. Por consiguiente, procuren todos no enseñar nada que no esté conforme con la verdad evangélica y con el espíritu de Cristo, ni en la catequesis ni en la predicación de la Palabra de Dios.

Además, la Iglesia, que reprueba cualquier persecución contra los hombres, consciente del patrimonio común con los Judíos, e impulsada no por razones políticas, sino por la religiosa caridad evangélica, deplora los odios, persecuciones y manifestaciones de antisemitismo de cualquier tiempo y persona contra los Judíos.

Por los demás, Cristo, como siempre lo ha profesado y profesa la Iglesia, abrazó voluntariamente y movido por inmensa caridad, su Pasión y Muerte, por los pecados de todos los hombres, para que todos consigan la salvación. Es, pues, deber de la Iglesia en su predicación el anunciar la cruz de Cristo como signo del amor universal de Dios y como fuente de toda gracia.

Al leer la noticia y los comentarios disparatados que genera, me he acordado de aquel personaje de “Les Luthiers”: el desventurado Adelantado “Don Rodrigo”. Medio distraído o perdido -se nos dice- fundó Caracas en el centro de Caracas, solo que él no se había dado cuenta, porque no lo sabía.

No hay mejor humor que el que nace de la observación de la vida cotidiana.