viernes, 30 de septiembre de 2011

Poniendo palos en la rueda a B XVI

Aunque un poco largo, un buen artículo, escrito con humor. Lo tomo del blog: "La buhardilla de Jerónimo".


¿Eres un periodista? ¿Un experto? ¿Un blogger? ¿Un comentador o un editorialista? ¿Quieres debilitar, limitar o anular el efecto de toda visita pastoral, viaje apostólico, discurso, homilía o intervención del Papa Benedicto XVI? Estás en el lugar correcto.


He aquí las reglas de oro para hacer una tarea brillante. Sin embargo, presta atención: alguno podría acusarte de describir una realidad que no existe, pero esa es otra historia…

He aquí el decálogo, formado por diez hipótesis que prevén varias soluciones alternativas o complementarias entre sí. El blog se ha inspirado en el Catholic Herald, al que agradecemos por la excelente idea.

Sin embargo, si eres un periodista, un editorialista, un comentador o un blogger que ama la verdad y tiene afecto por el Papa, puedes leer esto y continuar haciendo exactamente lo contrario mientras te ríes un buen rato.

Decálogo del blog para poner palos en las ruedas 
al Papa Benedicto XVI

1) Prepara anticipada y escrupulosamente cada visita o viaje apostólico de Benedicto XVI:
a) construye una bella polémica sobre los costos del viaje;
b) identifica cuidadosamente las posibles temáticas (sacerdotes pedófilos, disminución de los fieles, desobediencia de los obispos, eventuales contrastes con protestantes, judíos, musulmanes);
c) actúa de tal modo que el viaje sea precedido por una escala de polémicas. Eventualmente, y en el último minuto, finge estar consternado por el comportamiento de los medios;
d) presenta el viaje como “el más difícil del Pontificado”;
e) da la máxima resonancia a las manifestaciones de protesta que se están organizando. Dispara las cifras que te ofrecen los organizadores e insinúa que los manifestantes serán más que los fieles;
f) avisa a tus lectores que las Misas y las Vigilias presididas por el Papa Benedicto estarán ciertamente desiertas;
g) pon en evidencia el hecho de que el Papa Benedicto no conoce la realidad de los diversos países que visita porque vive encerrado en el Vaticano (acariciando gatos, escribiendo libros y tocando el piano);
h) entrevista siempre a Hans Küng, una verdadera garantía;
i) pregunta siempre al Padre Lombardi si durante el viaje el Papa se encontrará con víctimas de sacerdotes pedófilos;
j) el día de la partida escribe un artículo absolutamente negativo sobre el viaje en el que precises que nadie está esperando al Papa, el cual será acogido con hielo siberiano;
k) si por casualidad el Papa visita Alemania, no olvides citar la famosa frase “Nemo propheta in patria”.
2) Cuando adviertes, durante el viaje, que la realidad es muy diferente de aquella que has descrito o estás describiendo:
a) no te desanimes;
b) si eres un periodista televisivo, entrevista siempre a quien te dice que prefería a Juan Pablo II o a quien está allí por curiosidad y no para ver a Benedicto XVI. Entrevista preferiblemente a sacerdotes o seminaristas;
c) muestra las imágenes de los manifestantes incluso si son cuatro gatos. En particular: ocupa la mitad de los pocos segundos que te concede el telediario para hablar de las manifestaciones y no de lo que hace o dice el Papa;
d) si eres un periodista de la prensa escrita, trata de no evidenciar que en las manifestaciones antipapa había sólo cuatro gatos y entrevista al portavoz de los manifestantes, el cual inflará las cifras según se le ocurra;
e) nunca hagas notar a los lectores que a las manifestaciones no han llegado las multitudes esperadas;
f) no pongas en evidencia, por el contrario, los números de los fieles que acuden a escuchar al Papa Benedicto;
g) recuerda que cada manifestante debe ser contado por dos y que cada fiel vale la mitad;
h) si durante la visita ocurre un episodio de ninguna importancia (falso atentado, falsas amenazas…), pon en evidencia eso y no la actividad del Papa;
i) si el Papa dice “defendamos la familia”, tú escribe: “Anatema del Papa contra las parejas de hecho”;
j) trata de simplificar al máximo y, si es posible, haz decir al Papa lo que no ha dicho y/o lo que crees haber escuchado sólo tú;
k) si el Papa se encuentra con víctimas de sacerdotes pedófilos tienes dos alternativas: o conviertes el encuentro en la única razón del viaje, o bien (es la tendencia predominante del 2011) ignoras el evento y sigues;
l) no olvides, sin embargo, avisar a tus lectores que el Papa no ha hablado explícitamente de sacerdotes pedófilos;
m) sin embargo, si el Papa habla de ello, finge no haberlo oído;
n) entrevista siempre a Hans Küng;
ñ) si el Papa te sorprende, no le des mucha satisfacción. Siempre puedes decir que este Pontífice tiene un lenguaje complejo que no llega al “hombre común”;
o) si tienes a tu disposición dos cifras sobre las presencias, indica siempre la que sea más baja;
p) pon en evidencia, al límite, que habían sí muchos fieles pero que probablemente estaban allí por curiosidad o porque pasaban allí casualmente;
q) no escribas nunca que extrañamente los fieles se mueven por la curiosidad sólo cuando está de por medio el Papa Benedicto;
r) si puedes, ignora totalmente el resto del viaje.
3) Cuando el viaje ha concluido y adviertes que has cometido, como siempre, una cantidad exagerada de errores:
a) trata de olvidar lo más pronto posible el viaje o la visita en Italia y no hables más del tema;
b) entrevista a Hans Küng para que ilumine a los lectores con su palabra.
4) Recuerda siempre que el tema “pedofilia en la Iglesia” es el argumento más popular de los últimos años:
a) aprovecha cada oportunidad que se presente;
b) quédate tranquilo: por lo general la Santa Sede no interviene en defensa del Papa, sobre todo en lo relativo a este argumento. Sigue adelante, seguro de la impunidad;
c) cuando se difunde la noticia de nuevas acusaciones al Papa (por ejemplo, una denuncia a La Haya), finge no saber que Ratzinger es el hombre que más ha hecho en las últimas décadas para combatir la plaga de los sacerdotes pedófilos;
d) no cites nunca las medidas y el ejemplo del Papa Ratzinger;
e) compórtate como si fuese la primera vez que el Papa es acusado de algo;
f) golpea al Papa en primera plana, preferiblemente con una foto de espaldas;
g) mencionada, de pasada, el caso del padre H, aunque haya sido abundantemente explicado;
h) cita también al hermano del Papa, aunque no tenga nada que ver con los cados de pedofilia verificados dentro del coro de Ratisbona;
i) es fundamental que no subrayes nunca que los casos de pedofilia de los que se trata han tenido lugar décadas atrás;
j) actúa de tal modo que el lector piense que el escándalo pedofilia ha nacido bajo el Pontificado ratzingeriano;
k) no cites nunca otros Pontificados;
l) no puntualices nunca que Ratzinger es el único Papa que se ha encontrado seis veces con víctimas de pedófilos;
m) entrevista a Hans Küng para que diga lo suyo;
n) cuando las cosas se ponen difíciles para la Iglesia, descarga toda la responsabilidad sobre Ratzinger, pero si adviertes que el viento cambia, escribe que los méritos no son sólo de Benedicto XVI;
ñ) nunca y por ninguna razón deberás escribir o pronunciar el nombre de Maciel;
o) continúa insistiendo con la apertura de los archivos fingiendo ignorar el bien hecho en estos últimos años;
p) entrevista al portavoz de las asociaciones de víctimas que más atacan al Vaticano;
q) hazte megáfono de los abogados de las víctimas y no concedas nunca a la otra parte el beneficio de la duda;
r) cuando el Vaticano calle (es decir, siempre) pero autorizados comentadores y editorialistas hagan notar que es absurdo culpar a Ratzinger, el Papa que más ha hecho contra los pedófilos, haz inmediatamente marcha atrás y no hables más de denuncias a la Haya;
s) insinúa que Benedicto XVI podría hacer mucho más, o bien que es demasiado duro y poco misericordioso hacia los culpables. En resumen: ¡actúa de tal modo que siempre tenga la culpa!
t) omite recordar que es desde 1988 que Ratzinger pide mayor severidad en el castigo a los culpables;
u) finge siempre ignorar que la Congregación para la Doctrina de la Fe es competente para los casos de pedofilia en el clero sólo desde el año 2001;
v) recuerda que, en relación a este tema, hay nombres que pueden ser dados y otros que, aún en vida y en salud, nunca deben ser involucrados.
5) Cuando el Papa pronuncia un importante discurso:
a) regla de oro: ¡ignóralo!
b) finge que no ha hablado, salvo para lamentarte por el hecho de que el Papa no se ha expresado sobre un determinado tema;
c) distorsiona el pensamiento del Papa cuando dice algo que no te gusta a ti o a tu editor;
d) intenta forzar algunos conceptos si las frases del Papa pueden ser interpretadas en favor de tu parte política o de la tu editor;
e) el “sí” a la vida debe convertirse en el “no a la píldora del día después”, el “sí” a la familia debe convertirse el “no a las parejas de hecho y en particular a las homosexuales”;
f) si el Papa “reprende” a los obispos de cierto país, defiende siempre a los prelados en nombre de la colegialidad;
g) cita siempre al Concilio e insinúa que el Papa quiere anular todos los documentos conciliares;
h) entrevista a Hans Küng para que recuerde una vez más haber sido perito conciliar;
i) recuerda siempre poner en evidencia que Benedicto XVI no hace y no dice nada que no haya ya hecho o dicho su predecesor;
j) si el Papa dice algo que va contra tu fe política o la de tu editor, corre a la plaza publica y grita: “¡Injerencia!”;
k) sin embargo, si el Papa llegara decir algo contra el partido que no te gusta a ti o a tu editor, reclama la advertencia papal, el anatema y la eventual excomunión. Haz presente que el Santo Padre y la Iglesia no pueden callar. Canta los “Hosanna” cuando Benedicto XVI se exprese como te gusta a ti y a tu editor;
l) remarca que Benedicto XVI no es un Papa político pero, si habla de ética, haz entender que comete una grave injerencia en los asuntos públicos de otro país;
m) al respecto, cita el otto per mille (ocho por mil) omitiendo, sin embargo, que va a la CEI y no al Vaticano.
6) Cuando se habla en televisión de Benedicto XVI:
a) pon en evidencia siempre que es distinto de su predecesor;
b) insinúa que tiene menos carisma o que, de hecho, no lo tiene;
c) entrevista a personas que declaren preferir a otros Papas;
d) si se está hablando del Papa Benedicto, actúa de tal modo que el discurso caiga sobre otros;
e) invita a sacerdotes, obispos y cardenales habilísimos en no hablar del Papa Benedicto;
f) si estás obligado a hacer un programa sobre Ratzinger, transmítelo a la mañana temprano o muy tarde por la noche;
g) introduce las directas con el Papa sólo cuando es necesario;
h) en lo posible graba los eventos y envíalos al aire más tarde por la noche (JMJ de Madrid docet);
i) finge maravillarte si el Papa hace algo inesperado;
j) recuerda a los telespectadores que cuando fue elegido te parecía frío por ser alemán;
k) remarca que es un profesor como si fuese un título de demérito;
n) trata de hacer que por la misma red, en la misma semana (mejor si es en el mismo día), el Papa Benedicto sea ridiculizado mientras su predecesor es recordado con afecto;
ñ) ¿acaso quieres dejar de entrevistar a Hans Küng?
7) Si salen a la luz hechos ocurridos antes del 19 de abril de 2005:
a) haz de tal modo que sea cuestionado el Papa Ratzinger;
b) recoge llamamientos para que el Papa intervenga en primera persona abriendo archivos o haciendo él mismo llamamientos también sobre hechos de los que él no puede tener conocimiento;
c) entrevista a Hans Küng.
8) Cuando se habla de la relación entre Benedicto XVI y las otras religiones o las otras confesiones cristianas:
a) ponte siempre, y en cualquier circunstancia, de parte de los protestantes;
b) cuando se trata de los amigos judíos, no dejes nunca de citar el hecho de que el Papa es alemán, que ha levantado la excomunión a los obispos lefebvristas, en particular a Williamson, que ha firmado el Summorum Pontificum;
c) evita como a la peste el recordar que la oración del Viernes Santo nunca ha sido modificada ni por Pablo VI ni por Juan Pablo II y que Benedicto XVI la ha cambiado para ir al encuentro de los judíos;
d) acepta sin reservas la tesis del silencio de Pío XII y recuerda que Benedicto XVI ha declarado venerable al Papa Pacelli, pero omite señalar que el proceso de beatificación ha sido abierto en 1967;
e) cuando se trata de los amigos musulmanes, cita siempre el discurso de Ratisbona como piedra de tropiezo;
f) haz siempre referencia a la lectio de Ratisbona llamándola, a elección, “gaffe”, “metedura de pata”, “incidente”;
g) por ninguna razón en el mundo deberás citar los progresos en el diálogo entre católicos y musulmanes nacidos después del discurso de Ratisbona;
h) no debes nombrar nunca a los hermanos ortodoxos;
i) si los citas, no recuerdes nunca el reacercamiento entre católicos y ortodoxos atribuyendo el mérito al Papa Benedicto;
j) entrevista a Hans Küng.
9) Si hay un aniversario particular relacionado con el Papa Benedicto:
a) regla de platino: ¡ignóralo!
b) actúa exactamente como has hecho el 29 de junio de 2011 (60° aniversario de ordenación): finge que es un día cualquiera para la Iglesia;
c) presta atención: comienza ya a pensar en el 16 de abril de 2012, día en que Benedicto XVI cumplirá 85 años;
d) por ninguna razón aquella fecha deberá convertirse en ocasión para celebrar al Papa o para constatar su frescura mental o su resistencia física;
e) prepárate desde ahora al evento insistiendo en la posibilidad de la renuncia;
f) al respecto, no dejes de escuchar la opinión de Hans Küng.
10) En lo que respecta a las multitudes que asisten a los eventos presididos por Benedicto XVI:
a) regla de diamante: ¡ignóralas!
b) finge no ver a los fieles que participan en el Angelus y en las audiencias generales;
c) si se presenta un fiel menos de los previstos, haz el titular y cuenta con el ábaco;
d) sin embargo, si las asistencias superan las expectativas, mira para otro lado y no hables más de eso;
e) insinúa que los fieles acuden por la novedad pero omite recordar que Benedicto es Papa desde hace seis años y medio;
f) para reforzar la tesis, concede el debido espacio a Hans Küng.

jueves, 29 de septiembre de 2011

No es un juego


Como obispo me toca visitar varios lugares y hablar con mucha gente. Mi “oficio” es ayudar a las personas a vivir su fe en Dios. Unir la fe con la propia vida.

Porque la fe, al menos como la entendemos los cristianos, es una forma de estar parados en la vida: desde Dios y hacia Él. Seguir a Jesús, o mejor: dejarnos conducir en la vida por su Espíritu.

Y se trata de la vida concreta, con sus luchas y sus pesares. La vida que, a veces, es una fiesta, y otras, una pesada cuesta arriba. O ambas cosas a la vez.

Días pasados, mientras visitaba una parroquia de la Diócesis, caminando con los curas por la calle principal, pasamos frente a un local de juegos. Era de noche, así que las luces brillaban sugerentes. La vereda estaba poblada de motos y bicis. Entraba y salía todo tipo de gente.

El comentario de los curas me ha seguido dando vueltas por el corazón. Ahora toma la forma de un grito puesto por escrito.

De un tiempo a esta parte -me decían- son cada vez más numerosas las personas que vienen a la parroquia a llorar sus penas, atrapadas por una adicción que los está consumiendo. Juegan y se lo juegan todo, poco o mucho: el sueldo, la quincena o el jornal, no importa.

Me contaban también que la tarde de las primarias, la cola de gente que esperaba la apertura del local doblaba la esquina.

No es un juego. Es la vida. La propia y la de los otros: los que llamamos por el nombre.

Es extraño. Pensar y escribir estas cosas me genera una sensación también rara. Una mezcla de fervor y de vergüenza, de impotencia y de rabia, de voluntad decidida y de desazón.

No puedo dejar de preguntarme: ¿tienen que ser necesariamente así las cosas? ¿Qué tengo yo que hacer? Lo voy a hacer, hasta donde pueda. Pero, ¿es suficiente? ¿Quién puede hacer más?

Estamos satisfechos. Medianamente satisfechos, es cierto. No hay tampoco que exagerar. Ha vuelto el consumo. Circula plata, se mueve el mercado. Se hacen negocios. Es suficiente para vivir, o, al menos, para tirar un poco más.

En definitiva, hay que pensar en uno. Pensar en otras cosas (o personas) es un lujo. Las cargas se acomodan en el camino. El progreso tiene siempre víctimas, desechos, lo que queda por el camino. Los ideólogos del progreso lo han teorizado. Es brutal, pero es la realidad. Un día llegará la paz.

¿Son realmente así las cosas? ¿Este es el realismo de la vida adulta? No lo creo. Me resisto a ello.

Desde el año pasado estamos tratando de poner en marcha en la Arquidiócesis el Equipo de Pastoral de Adicciones. La gente que se ha acercado es de fierro. Eso sí: hemos abierto la puerta a todo un mundo. Un mundo oscuro, espeso y tenebroso. No sabemos a dónde nos va a llevar todo esto.

Hay algo que toca el alma: basta tender una mano y aparecen decenas de rostros ansiosos; o abrir una puerta, que se llena la sala. Me impresionan las mujeres, madres sobre todo. Recorren cuanto lugar adivinan que puede ser de ayuda. Las moviliza esa fiereza que solo conocen las que han gestado, con su propia sangre, la vida de sus hijos. Buscan sin cansarse: ¡hay un hijo por salvar!

Aquí está la verdad de las cosas. En estos rostros, en estas agallas está la verdad de la vida. Yo veo también a Jesús, el que vino a servir, no a ser servido; el que dio su vida en rescate por todos.

En un mundo de adicciones deshumanizantes, yo promuevo la adicción a Jesús. Esta adicción nos lleva lejos: a Dios y a los hermanos, especialmente los más quebrados. Se pierde la vida para ganarla. Este juego sí que vale la pena. Una mata, el otro da la vida. 

domingo, 25 de septiembre de 2011

El verdadero poder de Dios

Hola Amigos.

He estado ausente de Mendoza, predicando los ejercicios espirituales al clero de una diócesis del Litoral. Ha sido una hermosa experiencia de fe.

Por eso, no he podido seguir tanto el viaje del Papa por Alemania, aunque he orado mucho por sus frutos. Leí, sí, el discurso del Santo Padre ante el Parlamento. Lo recomiendo vivamente.

Preparándome para la actividad pastoral de este domingo, leo y transcribo aquí un fragmento de la homilía de la Misa final en Friburgo. Comenta la hermosa oración de hoy de la liturgia, que dice así:

Dios todopoderoso,
que manifiestas tu poder en la misericordia y el perdón,
derrama sin cesar tu gracia sobre nosotros,
para que, deseando tus promesas,
nos hagas participar de los bienes celestiales.


Comenta el Santo Padre:

"Oh Dios, que manifiestas especialmente tu poder con el perdón y la misericordia…", hemos dicho en la oración colecta. En la primera lectura, hemos escuchado cómo Dios ha manifestado en la historia de Israel el poder de su misericordia. La experiencia del exilio en Babilonia había hecho caer al pueblo en una crisis de fe: ¿Por qué sobrevino esta calamidad? ¿Acaso Dios no era verdaderamente poderoso?

Ante todas las cosas terribles que suceden hoy en el mundo, hay teólogos que dicen que Dios no puede ser omnipotente. Frente a esto, profesamos nuestra fe en Dios Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Nos alegramos y agradecemos que Él sea todopoderoso. Pero, al mismo tiempo, debemos darnos cuenta de que Él ejerce su poder de manera distinta a como suelen hacer los hombres. Él mismo ha puesto un límite a su poder al reconocer la libertad de sus criaturas. Estamos alegres y agradecidos por el don de la libertad. Sin embargo, cuando vemos las cosas tremendas que suceden por su causa, nos asustamos. Confiemos en Dios, cuyo poder se manifiesta sobre todo en la misericordia y el perdón. Queridos hermanos, no dudemos de que Dios desea la salvación de su pueblo. Desea nuestra salvación. Siempre, y sobre todo en los tiempos de peligro y de cambio radical, Él nos acompaña, su corazón se conmueve por nosotros, se inclina sobre nosotros. Para que el poder de su misericordia pueda alcanzar nuestros corazones, es necesario que nos abramos a Él, que estemos dispuestos a abandonar el mal, a superar la indiferencia y a dar cabida a su Palabra. Dios respeta nuestra libertad. No nos coacciona.
Lo que verdaderamente, llama la atención, es el comentario que hace al evangelio de hoy. Los dos hijos: uno dice obedecer, pero no hace lo que manda el Padre. El otro dice primero que no, pero, al final, hace la voluntad del Padre. Añade Jesús:  "Los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y las prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis" (Mt 21, 31-32)

Benedicto comenta así esta frase de Jesús:

Traducida al lenguaje de nuestro tiempo, la afirmación podría sonar más o menos así: los agnósticos que no encuentran paz por la cuestión de Dios; las personas que sufren a causa de nuestros pecados y tienen deseo de un corazón puro, están más cercanos al Reino de Dios que los fieles rutinarios, que ya solamente ven en la Iglesia el boato, sin que su corazón quede tocado por la fe.
En fin.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Nuestra Señora del Rosario: el Evangelio hecho oración

Mendoza, 25 de setiembre de 2011
Querida amiga, querido amigo en Cristo:

¡Qué la Palabra del Señor habite en vos con toda su riqueza!

Estas cartas son breves, pero escritas con un deseo grande: que se arraigue más en nosotros el amor a María. Creo que, de esta manera podremos ser mejores discípulos de Jesús; más alegres y convencidos, más libres y serenos para irradiar la esperanza en este formidable tiempo que nos ha tocado vivir.

Ya te he hablado de la necesidad de conocer mejor a María, de honrarla y amarla como lo hizo Jesús. Hoy quiero hablarte de la Virgen del Rosario.

Conocemos bien su imagen. Ha recorrido nuestras parroquias, y nos acompaña en las principales celebraciones, especialmente la gran fiesta del primer domingo de octubre en el anfiteatro.

En la basílica “Santo Domingo” hay dos imágenes históricas de N. S. del Rosario. La más antigua es la que preside el templo. Desde 1590 está con nosotros. Desde 1737 es patrona de Mendoza. Recibió la coronación pontificia en 1961, hace ya cincuenta años.

Cuando el gran terremoto de 1861 destruyó la ciudad, un fraile dominico hizo traer de Chile la otra imagen para atender la devoción del pueblo, mientras se restauraba la imagen dañada por el sismo. Es la que sale en procesión y que, cada año, nos acompaña en la Fiesta patronal diocesana.

Como vemos, las dos tienen historia. A mí me gusta mucho pensar cuántos mendocinos han acudido a estas imágenes, llevando sus peticiones, sus esperanzas y sus angustias. Es nuestra historia, marcada por los valores espirituales de la tradición católica. También nosotros hoy ponemos a sus pies nuestras vidas, y los que amamos. Pienso en los niños y en los jóvenes, en los ancianos y enfermos.

*   *   *
Hoy quiero invitarte a mirar con nuevos ojos la venerada imagen de Nuestra Señora del Rosario. ¿Qué podemos ver cuando la miramos con los ojos iluminados por el amor?

Yo te invito a contemplar la Virgen del Evangelio. El rosario que María y Jesús llevan en sus manos es el Evangelio hecho oración. Repasar con María los misterios del Rosario es volver a pasar por el corazón la buena noticia de nuestra salvación. Así, María nos educa para vivir según el Evangelio. A mí, por ejemplo, me hace mucha ilusión que nuestros jóvenes recen el Rosario. No hay mejor maestra de vida que la madre de Jesús. Y si de Evangelio se trata, mucho más.

María es la discípula perfecta de Jesús. Ha guardado la Palabra como nadie. Por obra del Espíritu Santo, el Verbo mismo de Dios se ha hecho hombre en ella. Toda su vida se ha ajustado a la Palabra.

Por eso, la Iglesia contempla a María como la imagen realizada de su propio peregrinar en la fe. María es la Iglesia que escucha, acoge y transmite la Palabra de Cristo. El primer domingo de octubre es, inseparablemente, la Fiesta de María del Rosario, la Virgen del Evangelio, y el Día de la Iglesia Diocesana, llamada a vivir y comunicar el Evangelio de Cristo. De tal palo, tal astilla.

*   *   *
Preparémonos juntos para la Fiesta patronal diocesana, el próximo domingo 2 de octubre. He querido redescubrir con vos el misterio de María, la Virgen del Evangelio. Para honrarla, amarla e imitarla. Te propongo ahora rezar esta oración, tomada de la liturgia de la Iglesia:

Señor, Dios nuestro, que en la bienaventurada Virgen María nos das el modelo del discípulo fiel que cumple tu palabra, abre nuestros corazones para escuchar el mensaje de salvación que, en virtud del Espíritu Santo, ha de resonar diariamente en nosotros y producir fruto abundante. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
+ Sergio Buenanueva, obispo

viernes, 16 de septiembre de 2011

In memoriam: Cardenal Van Thuan


En nuevo aniversario de este inmenso testigo de Cristo que es el Cardenal Van Thuan, dos testimonios suyos. Un video y un escrito. 


TESTIMONIO

Me llamo Francisco Nguyen van Thuan y soy vietnamita... Hasta el 29 de abril de 1975 fui, por ocho años, obispo de Nhatrang, en el centro de Vietnam, la primera diócesis que me fue confiada, donde me sentía feliz, y por la cual sigo sintiendo predilección. El 23 de abril de 1975 Pablo VI me nombró arzobispo coadjutor de Saigón. Cuando los comunistas llegaron a Saigón, me dijeron que mi nombramiento era fruto de un complot entre el Vaticano y los imperialistas para organizar la lucha contra el régimen comunista. Tres meses después fui llamado al palacio presidencial para ser arrestado: era el día de la Asunción de la Virgen, 15 de agosto de 1975.

Esa noche, durante el trayecto de 450 km que me lleva al lugar de mi residencia obligatoria, vinieron a mi mente muchos pensamientos confusos: tristezas, abandono, cansancio, después de tres meses de tensiones... Pero en mi mente surge claramente una palabra que disipa toda oscuridad, la palabra que Mons. John Walsh, obispo misionero en China, pronunció cuando fue liberado después de doce años de cautiverio: “He pasado la mitad de mi vida esperando”. Es una gran verdad: todos los prisioneros, incluido yo mismo, esperan cada minuto su liberación. Pero después decidí: “Yo no esperaré. Voy a vivir el momento presente colmándolo de amor”.

No es una inspiración improvisada, sino una convicción que he madurado durante toda la vida. Si me paso el tiempo esperando quizá las cosas que espero nunca lleguen. Lo único que con seguridad me llegará será la muerte.

En el pueblo de Cay Vong, donde se me designó la residencia obligatoria, bajo vigilancia abierta y oculta de la policía, “confundida” entre el pueblo, día y noche me sentía obsesionado por el pensamiento: “¡Pueblo mío! ¡Pueblo mío que tanto amo: rebaño sin pastor! ¿Cómo puedo entrar en contacto con mi pueblo, precisamente en el momento en que tienen más necesidad de su pastor? Las librerías católicas han sido confiscadas; las escuelas, cerradas; las religiosas y religiosos que enseñaban han sido enviados a trabajar a los arrozales. La separación es un shock que me parte el corazón.

 “Yo no esperaré. Voy a vivir el momento presente colmándolo de amor; pero ¿cómo?”.

Una noche viene la luz: “Francisco, es muy simple, haz como San Pablo cuando estuvo en prisión: escribía cartas a varias comunidades”.

Así fue como comenzó a escribir cartas que luego compusieron los libros por él escritos.

La gracia de Dios me dio la energía para trabajar y continuar, aún en los momentos de más desesperanza. El libro lo escribí de noche en mes y medio, pues tenía miedo de no terminarlo: temía que me trasladasen a otro lugar.

En el pasaje del evangelio que narra la multiplicación de los panes y los peces, los apóstoles habrían querido elegir el camino más fácil: “Despide a la gente para que busquen alojamiento y comida...” Pero Jesús quiere actuar en el momento presente: “Dadles vosotros de comer” (Lc 9, 13). En la cruz, cuando el ladrón le dijo: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino”, Jesús le dijo: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 23, 42-43). En la palabra “hoy” sentimos todo el perdón, todo el amor de Jesús.

Una vez, la Madre Teresa de Calcuta me escribió: “Lo importante no es el número de acciones que hagamos, sino la intensidad del amor que ponemos en cada acción”.

¿Cómo llegar a esta intensidad de amor en el momento presente? Pienso que debo vivir cada día, cada minuto, como el último de mi vida. Dejar todo lo que es accesorio, concentrarme sólo en lo esencial. Cada palabra, cada gesto, cada conversación telefónica, cada decisión es la cosa más bella de mi vida; reservo para todos mi amor, mi sonrisa; tengo miedo de perder un segundo viviendo sin sentido...

Escribí en el libro El camino de la esperanza: “Para ti el momento más bello es el momento presente (cf Mt 6, 34; St 4, 13-15). Vívelo en la plenitud del amor de Dios. Tu vida será maravillosamente bella si es como un cristal formado por millones de esos momentos. ¿Ves como es fácil?” (El camino de la esperanza, 997).

Queridos jóvenes, en el momento presente Jesús os necesita. Juan Pablo II os llama insistentemente a hacer frente a los retos del mundo actual: “Vivimos en una época de grandes transformaciones, en la que declinan rápidamente ideologías que parecía que podían resistir el desgaste del tiempo, y en el planeta se van modificando los confines y las fronteras. Con frecuencia la humanidad se encuentra en la incertidumbre, confundida y preocupada (cf Mt 9, 36), pero la Palabra de Dios no pasa; recorre la historia y, con el cambio de los acontecimientos, permanece estable y luminosa (Mt 24, 35). La fe de la Iglesia está fundada en Jesucristo, único Salvador del mundo: ayer, hoy y siempre (cf Hb 13, 8)” (Juan Pablo II, Mensaje para la XII Jornada Mundial de la Juventud, 1997, n. 2.).

Preso por Cristo

Jesús,
ayer por la tarde, fiesta de la Asunción de María, fui arrestado.
Transportado durante toda la noche de Saigón hasta Nhatrang, a cuatrocientos cincuenta kilómetros de distancia, en medio de dos policías, he comenzado la experiencia de una vida de prisionero.
Hay tantos sentimientos confusos en mi cabeza: tristeza, miedo, tensión;
Con el corazón desgarrado por haber sido alejado de mi pueblo.
Humillado, recuerdo las palabras de la Sagrada Escritura: “Ha sido contado entre los malhechores” (Lc 22, 37).
He atravesado en coche mis tres diócesis: {Saigón, Phanthiet, Nhatrang, con profundo amor a mis fieles,
Pero ninguno de ellos sabe que su pastor está pasando la primera etapa de su via crucis.
Pero en este mar de extrema amargura, me siento más libre que nunca.
No tengo nada, ni un céntimo, excepto mi rosario y la compañía de Jesús y María.
De camino a la cautividad he orado: “Tú eres mi Dios y mi todo”.

Jesús,
ahora puedo decir como san Pablo: “Yo, Francisco, prisionero de Cristo” (Ef 3,1)
En la oscuridad de la noche, en medio de este océano de ansiedad, de pesadilla, poco a poco me despierto: “Debo afrontar la realidad”.
“Estoy en la cárcel. Si espero el momento oportuno de hacer algo verdaderamente grande, ¿cuántas veces en mi vida se me presentarán ocasiones semejantes?
No, aprovecho las ocasiones que se presentan cada día para realizar acciones ordinarias de manera extraordinaria”.

Jesús,
no esperaré; vivo el momento presente colmándolo de amor.
La línea recta está formada por millones de puntitos unidos entre sí.
También mi vida está integrada por millones de segundos y de minutos unidos entre sí.
Dispongo perfectamente cada punto y mi línea será recta.
Vivo con perfección cada minuto y la vida será santa.
El camino de la esperanza está enlosado de pequeños pasos de esperanza.
La vida de esperanza está hecha de breves minutos de esperanza.
Como Tú, Jesús, que has hecho siempre lo que le agrada a tu Padre. Cada minuto quiero decirte: Jesús, te amo; mi vida es siempre una “nueva y eterna alianza” contigo.
Cada minuto quiero cantar con toda la Iglesia:
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo...

Residencia obligatoria
Cay-Vong (Nhatrang, Vietnam Central),
16 de agosto de 1975,
día siguiente a la Asunción de María

Compromiso por la vida


COMPROMISO POR LA VIDA

Comunicado fruto del diálogo y consenso realizado entre pastores de Iglesias Ortodoxas,
de Iglesias Evangélicas y de la Iglesia Católica 
dado a conocer el 15 de septiembre de 2011

Reflexionando como pastores y representantes de diferentes confesiones cristianas queremos aportar lo que nuestras Iglesias y comunidades vienen trabajando y expresar conjuntamente nuestra convicción del valor de la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural e invitar a todos a sumarse a esta convocatoria por la vida.
En la cultura de nuestro pueblo siempre ha estado claro el valor inalienable de cada vida humana. También quienes no conocen a Dios o no creen en Él, perciben lo sagrado a través del milagro de la vida. La vida propia y ajena, la vida en sus diferentes formas, permite intuir la presencia de una realidad trascendente. En Argentina tienen jerarquía constitucional tratados internacionales que protegen el derecho del niño a la vida en el seno materno desde el primer momento de la concepción.
No obstante, observamos con dolor situaciones de nuestra vida social en las que no se está promoviendo el valor del derecho a la vida y del don de la vida.
Hoy la vida está muy amenazada por los diferentes tipos de adicciones, por la pobreza y la marginalidad, y por diversas formas de violencia en las que muchas personas ven en peligro su existencia, particularmente, el aborto que amenaza la vida recién concebida. Queremos afirmar juntos: cuando una mujer está en estado de gravidez, no es solamente una vida la que hay que proteger, sino dos, la de la madre y la de su hijo o hija en gestación. Ambas deben ser preservadas y respetadas.
Todos podemos estar de acuerdo con esta percepción: la vida es un DON. Señalamos algunos aspectos que creemos necesario tener en cuenta.

La vida es un don para:
● Recibir. No nos damos la vida solos, fundamentalmente la recibimos. Ni la conquistamos, ni la merecemos, ni la compramos: la recibimos. Es propio del corazón del discípulo saber recibir y acoger la vida como un regalo que se agradece, el Magnificat (Lc 1, 46ss) y la oración de Jesús (Lc 10, 21ss), marcan la recepción agradecida del don. Dios, nos entregó la vida para ser felices disfrutándola. Él ama nuestra felicidad “...nos provee de todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (1 Tim 6, 17). La vida que el Señor nos regala está llamada a ser VIDA PLENA en el encuentro con Jesucristo como dice en Jn 10, 10 “Yo he venido para que tengan Vida, y la tengan en abundancia”.
         Cada vida humana participa de un misterio que nos supera porque es imagen de Dios y desde el primer instante de su concepción lleva la huella de la Trinidad. De allí que nuestras Iglesias y comunidades han defendido siempre la aceptación de la vida cualquiera sean las circunstancias que rodeen su existencia.
● Cuidar. La vida, don valioso, es sin embargo un don frágil, para cuidar, y que pasa por etapas en las que se ve amenazada. Necesita del cuidado amoroso conjunto del padre y de la madre y de la protección necesaria en atención a su vulnerabilidad y pequeñez. Recordemos el testimonio de las parteras hebreas cuyos nombres conserva el texto sagrado. Estas mujeres son modelo del cuidado de la vida particularmente amenazada y son reflejo de la protección del Señor, origen y garantía de la existencia y subsistencia de su pueblo. (Ex 1, 7. 15-22)
● Entregar. Al mismo tiempo, la vida es un don para entregar, como dice Jn 10,11 “Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas” y en Jn 15, 13 “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos…”.
● Compartir. Así es: La vida se acrecienta y se disfruta dándola, compartiéndola y se debilita en el aislamiento. La vida es además, un don para compartir, que solo alcanza su pleno sentido cuando se desarrolla en comunión.
● Administrar. La vida es un don para administrar, por lo que es indispensable la formación de los niños y jóvenes, varones y mujeres, para la vida familiar estable y el ejercicio de una paternidad y maternidad responsable y generosa. El crecimiento y desarrollo personal, debe incluir el conocimiento de la sexualidad y de la fertilidad para integrar en la afectividad y el amor.
● Contemplar. La vida es, antes y después, de todo lo expuesto, un don para contemplar. Esto lo presentimos cuando va pasando el tiempo y la función del recuerdo se desarrolla de un modo muy vívido. Las personas mayores suelen verse contemplando su propia historia desde una perspectiva diferente. “Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes” (Sal 27,13) También la profecía de Zacarías nos entrega una perspectiva de vida plena: “los ancianos y las ancianas se sentarán de nuevo en las plazas de Jerusalén, cada uno con su bastón en la mano a causa de sus muchos años. Las plazas de la ciudad se llenarán de niños y niñas, que jugarán en ellas”. (Zac 8, 4-5). Esta actitud contemplativa nos induce también a la admiración hacia el milagro de la vida y a honrarla allí donde se manifieste, con especial atención a las situaciones de amenaza o fragilidad.
Como creyentes queremos sostener y promover el valor del derecho a la vida y de su dignidad. Lo hacemos apoyados en nuestra fe en diálogo con la ciencia, como personas que amamos la vida que Dios nos ha regalado; y en consonancia con iniciativas cristianas e interreligiosas a favor de la vida en nuestro continente.
Celebramos todas las medidas adoptadas acerca del cuidado de las mujeres embarazadas, en particular las que se encuentran en estado de marginalidad o dificultad grave para asumir su situación. Nos comprometemos a cuidar siempre la vida y a colaborar para que tanto el niño como la madre sean respetados.
Invocamos la protección de Dios, fuente de la vida, para que ilumine a los legisladores y a todos los que tenemos la responsabilidad de proteger cada vida humana.

15 de septiembre 2011.
Firman:
Rev. Dr. Juan Carlos Agostinacchio por FE.C.E.P - Federación Confraternidad Evangélica Pentecostal de la Republica Argentina, Secretario Ejecutivo de Relaciones Interreligiosas y Ecuménicas.
Pastor Miguel Angel Carrillo por Unión Pastoral Sur (UPASUR - Pentescostal)
Pastor Raúl Oscar García, Profesor Menonita y Coordinador PUEB, Zona Oeste Pcia. Bs. As. y La Pampa
Pastor Jorge H. Himitian por la Iglesia Comunidad Cristiana
Pastor Julio César López por la Iglesia Presbiteriana de San Andrés
Pastor Tomás Mackey por la Asociación Bautista Argentina
Mons. Carlos H. Malfa, obispo de Chascomús y Presidente de la Comisión de Ecumenismo, Relaciones con el Judaísmo, el Islam y las Religiones de la Conferencia Episcopal Argentina de la Iglesia Católica.
Arzobispo Nicolaos Matti Abd Alahad de la Iglesia Siriana Ortodoxa de Antioquía.
Pastor Ángel Negro por la Iglesia Comunidad Cristiana
Metropolita Platón de la Argentina y Sudamérica, de la Iglesia Ortodoxa Rusa del Patriarcado de Moscú.
Rev. Rubén Oscar Salomone por FE.C.E.P - Federación Confraternidad Evangélica Pentecostal de la Republica Argentina, Presidente.
Metropolita Siluan Arzobispo de Buenos Aires y toda la Argentina de la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa de Antioquia.
Monseñor Tarasios, Arzobispo Metropolitano de Buenos Aires y Exarca de Sudamérica, por la Iglesia Ortodoxa Griega del Patriarcado de Constantinopla

jueves, 15 de septiembre de 2011

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Como el mismo Jesús la amó


Mendoza, 18 de setiembre de 2011
Querida amiga, querido amigo en Cristo:

Hola. ¡La paz de Cristo!

Vuelvo al tema que motiva estas cartas: conocer, honrar y amar a María. Esta vez, quisiera hablarte del amor a Nuestra Señora.

El amor a María es una realidad viva. Tiene raíces profundas y vigorosas en la Iglesia. No hay que hacer mucho para avivar el fuego de ese amor que habita en los corazones de los fieles.

María es amable en sí misma, por lo que ella es: creatura de Dios, toda santa. Es, sobre todo, madre de Jesús. Por eso la amamos. De todos modos, preguntémonos: ¿qué significa amar a María?

Aquí nos dejamos guiar por un auténtico maestro: San Luis María Grignion de Montfort (1673-1716). Me he inspirado en una de sus obras más conocidas y difundidas: “Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen María”. Una obra clásica, con una enseñanza que no pasa.

En el capítulo III de la segunda parte, dedica unas páginas preciosas a describir los rasgos fundamentales de la verdadera devoción a la madre de Dios. Habla de una devoción interior, tierna, santa, constante y desinteresada. Amor y devoción se identifican. Cito casi textualmente:

Es interior porque “procede del espíritu y del corazón, de la estima que se tiene de Ella, de la alta idea que nos hemos formado de sus grandezas y del amor que le tenemos”.

Es una devoción tierna, llena de confianza, “como la confianza del niño en su querida madre”. Por eso, uno recurre a María con gran sencillez “en las dudas, para que te esclarezca; en los extravíos, para que te convierta al buen camino; en las tentaciones, para que te sostenga; en las debilidades, para que te fortalezca; en los desalientos; para que te reanime; en los escrúpulos, para que te libre de ellos; en las cruces, afanes y contratiempos de la vida, para que te consuele, y finalmente, en todas las dificultades materiales y espirituales, María en tu recurso ordinario, sin temor de importunar a tu bondadosa Madre ni desagradar a Jesucristo”.

Es un amor santo porque “te lleva a evitar el pecado e imitar las virtudes de la Santísima Virgen y, en particular, su humildad profunda, su fe viva, su obediencia ciega, su oración continua, su mortificación universal, su pureza divina, su caridad ardiente, su paciencia heroica, su dulzura angelical y su sabiduría divina”. En otras palabras: te configura con Jesús y con sus sentimientos. Esa es la santidad cristiana.

Es, además, una devoción constante porque “te consolida en el bien y hace que no abandones fácilmente las prácticas de devoción… Lo que no quiere decir que no caigas algunas veces ni experimentes algunos cambios en tu devoción sensible. Pero, si caes, te levantarás, tendiendo la mano a tu bondadosa a Madre, si pierdes el gusto y la devoción sensible, no te acongojarás por ello. Porque, el justo y fiel devoto de María vive de la fe de Jesús y de María y no de los sentimientos corporales”.

Es, por último, un amor desinteresado porque “te inspirará no buscarte a ti mismo, sino sólo Dios en su Santísima Madre. El verdadero devoto de María… ama a María, pero no por los favores que recibe o espera recibir de Ella, sino porque Ella es amable… La ama lo mismo en el Calvario que en las bodas de Caná”.

Jesús amó a María, y nos enseña a amarla con sus mismos sentimientos de hijo. Es también una gracia que suplicamos con humildad al Señor. Si te animás, rezá un misterio del Rosario.

+ Sergio Buenanueva, obispo