jueves, 1 de septiembre de 2011

Plegaria por Candela

Escribo con pudor. Porque el dolor es infinito, y siento que una palabra de más puede transformarse en manipulación de algo sagrado: la vida, y la vida de un inocente.

Candela ha muerto. Ha sido asesinada. Sacrificada al Moloch de la malicia humana, de un interés perverso. No hay palabras suficientemente elocuentes para condenar este hecho.

Soy un hombre de fe. Creo en Cristo, pero no tengo explicación adecuada. Creo que no existe una explicación para la sinrazón, para la oscuridad absoluta.

Creo que Dios recoge cada lágrima en su odre. Él ha cargado sobre sí el dolor del mundo, también el de Candela y de los que lloramos con ella y su familia.

A Dios le dirijo mi plegaria, con las palabras del Salmo:


¡Sálvanos, Señor, porque ya no hay gente buena,
ha desaparecido la lealtad entre los hombres!
No hacen más que mentirse unos a otros,
hablan con labios engañosos y doblez de corazón.

Que el Señor elimine los labios engañosos
y las lenguas jactanciosas de los que dicen:
«En la lengua está nuestra fuerza;
nuestros labios no defienden, ¿quién nos dominará?».

«Por los sollozos del humilde y los gemidos del pobre,
ahora me levantaré -dice el Señor-
y daré mi ayuda al que suspira por ella».

Las promesas del Señor son sinceras
como plata purificada en el crisol,
depurada siete veces.

Tú nos protegerás, Señor,
nos preservarás para siempre de esa gente;
por todas partes merodean los malvados
y se encumbran los hombres más indignos.  
Las redes del mal están entre nosotros. Con una profundidad y perseverancia que, de tanto en tanto, nos dejan sin palabras.

Ojalá, como sociedad, podamos despertar las energías espirituales y morales para luchar sin descanso para restablecer la justicia. Luchar por el imperio de la ley, pero también del bien como meta personal de la propia vida. 

Es por nuestros chicos. Se lo debemos a Candela, y a tantos otros cuyos nombres -¡Dios nos perdone!- no conocemos o hemos olvidado demasiado rápidamente. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.