lunes, 27 de mayo de 2013

Don Pino Puglisi: la fuerza del amor de Cristo

Este domingo 27 de mayo fue beatificado en Palermo el primer sacerdote asesinado por la mafia, por su condición de “prete” (cura): Don Giuseppe “Pino” Puglisi, presbítero de la arquidiócesis de Palermo.

Don Pino dedicó su vida a sustraer a niños y jóvenes de los ambientes más pobres de Palermo, cuyo cúmulo de carencias, resentimientos y limitaciones eran el caldo de cultivo de los cuadros que alimentaban la Cosa nostra.

Fue asesinado por ser sacerdote y por esa labor pastoral. Así lo declararon sus asesinos llevados a juicio. El asesinato tenía que aparecer con un acto de rapiña realizado por un drogadicto, disimulando así la verdadera intención del hecho.

A continuación les ofrezco mi traducción del testimonio que dio su asesino, Salvatore Grigioli, a la revista “Familia cristiana” en 1999.

Como en otros casos similares, el testimonio de fe y amor del mártir han logrado incluso la conversión de sus propios asesinos. Así el amor de Cristo cambia realmente el mundo.

Vimos al padre Puglisi en una cabina telefónica mientras estábamos en el coche. Fuimos a tomar el arma. Me tocaba a mí. Yo era el que tenía que disparar. Spatuzza (otro de los que formaban parte del comando asesino) le quitó el bolso mientras le decía: “padre, esto es un robo”. Don Puglisi respondió: “me lo esperaba”. Lo dijo con una sonrisa. Una sonrisa que me ha quedado impresa. Había una especie de luz en esa sonrisa. Una sonrisa que logró darme un impulso inmediato. No lo sé explicar: yo había ya asesinado a varias personas, sin embargo, jamás había experimentado nada parecido. Recuerdo siempre aquella sonrisa, y miren que me cuesta mucho recordar los rostros, la cara de mis parientes. Aquella tarde comencé a pensar, algo se había movido en mí (…)


Hasta aquí el testimonio que recogió Familia cristiana. Grigolio confeso haber asesinado a 46 personas.  El recuerdo de aquella sonrisa de una de sus víctimas -Don Pino- había puesto en marcha un proceso de conversión, que tuvo otro momento decisivo después del asesinato de un niño, hijo de un arrepentido de la mafia. Pero aquel día, hace ya veinte años, algo había comenzado a cambiar en el corazón de un asesino, convertido hoy en un hermano. Don Pino sigue sonriendo desde el cielo.

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