jueves, 11 de febrero de 2010

¡Bebe de la fuente!


La Virgen le mandó a Bernardita que bebiese de la fuente. Ella misma le indicó dónde buscar.

Desde entonces, miles de hombres y mujeres han bebido de la fuente abierta a los pies de María por la humilde Bernardita. En Lourdes de los Pirineos franceses, o en los miles de Lourdes esparcidos por los cinco continentes. Santuarios, capillas, ermitas o, sencillamente, junto a una imagen de Nuestra Señora en la propia casa, o junto a cama de un enfermo.

La fuente que brota a los pies de María es Cristo. Lourdes es como un eco que se amplía cada vez más lejos del encuentro de Jesús con la Samaritana: "Si supieras quien te pide de beber, tú misma le pedirías el agua viva".

El agua viva que nos ofrece el Señor es el Espíritu del Padre y del Hijo. Así, la alegría y la vida de Dios irrumpen en el mundo, liberándolo del poder del pecado, abriéndolo constantemente a la vida verdadera.

Lourdes es un signo luminoso del verdadero rostro de Dios, del único Dios: el que da vida, el que carga sobre sí todo el dolor del mundo, el que se hace uno con los pobres, los enfermos, los desvalidos.

Me esoy yendo a la Misa de El Challao. Pido el agua viva de Cristo para todos. También a mí, a ustedes, al mundo entero, María nos manda beber de la fuente.

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