jueves, 25 de febrero de 2010

Presbíteros hoy


Don Juan María Uriarte, obispo emérito de San Sebastián (España), tuvo a su cargo las Jornadas de espiritualidad sacerdotal de la Arquidiócesis de Mendoza. El tema: “Ser presbíteros en el seno de la cultura moderna”. El lugar: la Casa de Ejercicios espirituales de Lunlunta, el antiguo Seminario menor de Mendoza. La fecha: del martes 23 a este jueves 25 de febrero.

Asistieron unos 50 sacerdotes, dos diáconos y algunos seminaristas. La mayoría de la Arquidiócesis de Mendoza, aunque contamos también con la valiosa presencia de hermanos de San Juan y San Rafael. Además de Mons. Arancibia y de quien escribe estas líneas, participó también de las jornadas Mons. Eduardo Taussig, obispo diocesano de San Rafael.

La modalidad elegida fue intercalar una serie de conferencias, como momentos de diálogo. El jueves tuvo lugar un espacio de diálogo abierto con los obispos presentes. Fue muy profundo. Los temas abordados por Don Juan María fueron: 1) Un discernimiento de la cultura contemporánea; 2) El sacerdote oyente y testigo de la Palabra; 3) La espiritualidad del celibato (este tema fue incorporado a último momento, por pedido de los mismos participantes); y 4) Rasgos fundamentales de una espiritualidad presbiteral para nuestro tiempo.

El clima general de las Jornadas fue muy bueno. Además de los momentos de reflexión, pudimos orar juntos, celebrar la Eucaristía y la Liturgia de las Horas, y compartir algunos momentos de recreación.

La descripción de la cultura contemporánea siguió los pasos del discernimiento teológico, identificando incluso en los aspectos más sombríos del tiempo que nos toca vivir, la presencia de Dios. De manera especial, Don Juan María puso de relieve el impacto, positivo y negativo, que cada uno de los rasgos analizados tiene en la vida de los curas.

El bloque central estuvo dedicado a presentar una de las fuentes de la vida, ministerio y espiritualidad del sacerdote: la Palabra. El eje estuvo dado por aquel principio de los Padres: el predicador debe hacer resonar primero en su corazón la Palabra que se le ha confiado y que anuncia a sus hermanos.

El acercamiento a la espiritualidad del celibato fue particularmente rico. La perspectiva de fondo: toda forma de celibato cristiano, incluida la de los curas, tiene en Jesús, célibe por el Reino de los cielos, su fuente, su motivación más genuina, su norma y su forma fundamentales. La comunión con Cristo es el núcleo de toda vida célibe.

Al presentar los rasgos fundamentales de una espiritualidad presbiteral para nuestro tiempo, Don Juan María empleó un estilo paradojal para presentar la figura espiritual del presbítero en el seno de la cultura moderna. Lo hizo recorriendo 10 rasgos de la misma: espiritualidad de la confianza, no del optimismo; del hacer sosegado, no de la hiperactividad nerviosa; de la fidelidad, no del éxito; espiritualidad responsable, no culpabilista; paciente; de la sintonía, no de la distancia; de la alegría, no de la tristeza; más sanante que denunciante; que aprende y enseña a orar.

En el Año sacerdotal, este ha sido un momento privilegiado para volver sobre algunas cosas fun-damentales y fundantes de nuestra vida como pastores.

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