miércoles, 21 de octubre de 2009

“A pulmón”


Como les conté en mi último artículo, lunes y martes realicé una visita a la Penitenciaría. En rigor de términos a las dos unidades: a la vieja cárcel de Boulogne sur mer y el complejo más nuevo de San Felipe.
Tres cosas me impactaron: los jóvenes alojados, las condiciones de vida de internos y penitenciarios, y el compromiso de quienes trabajan para recuperar a los internos.
Los jóvenes. Algunos casi niños. Yo he trabajado con jóvenes durante quince años. Tal vez, por eso, me impactó tanto. Tuve tres encuentros más prolongados con ellos en algunos pabellones. Los escuché, pronuncié pocas palabras y, al final, rezamos juntos. Los bendije imponiéndoles las manos. Repito: algunos, casi niños.
La vida. Es cierto, es una cárcel, un lugar donde se cumple una pena, un penal. Lo es para todos, incluso para los penitenciarios. La comida, la higiene, los lugares y medios de trabajo, el contacto diario con situaciones extremas. La frase que más escuché: “esto lo hicimos nosotros como todo acá: a pulmón”. Lo escuché de los guardias, las autoridades, los profesionales de la salud, los maestros, los agentes de pastoral, también los internos. Recordé muchas cosas que solía decir el P. Jorge Contreras.
El compromiso. La gente común -decía uno de los personajes de Tolkien- mueve las ruedas del mundo. Yo añado: la gente común y buena. ¿Un ejemplo? Tres jóvenes bioquímicas en un cuarto pequeñísimo, con instrumentos añejos logran llevar con competencia un seguimiento de los internos, y son 900 solo en Boulogne (en San Felipe hay 700 más). Bueno, y el P. Roberto y equipo.
En fin, me queda mucho dando vuelta en el corazón.

1 comentario:

  1. Querido Padre Obispo:
    Me quedan resonando sus palabras "algunos, casi niños".
    Es una pena ver la situación en la que se encuentran estos jóvenes y automáticamente me lleva a pensar y a cuestionarme "qué hice yo para evitar que esto sucediera", para evitar que chicos tan chicos caigan en esta situación.
    ¡Cuántos chicos tocan a la puerta de casa para pedir ayuda y cuántas veces uno no sabe qué hacer!... ¡Cuántas otras recurrimos al asistencialismo para tranquilizar nuestra conciencia sin pensar en las consecuencias!...
    ¡Qué falta de compromiso social y de caridad!
    Lo bueno es que aún estamos a tiempo de ayudar y empezar a cambiar esta situación. Un gesto concreto y sencillo que podemos empezar a practicar es cambiar por un "te pago a cambio de que me barrás la vereda" en lugar de regalar las cosas sin comprometerse con quien está buscando ayuda.
    Por supuesto, nada de esto sería suficiente si no se complementa con oración. Oración a nuestra Madre para que nos guíe y muy especialmente por sus hijos predilectos, los pobres y desamparados.
    Monseñor Sergio, le doy gracias por darnos este "espacito" para la reflexión.
    Un abrazo en Cristojesús,

    Gerardo González del Solar
    gergonzdelsolar@gmail.com

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