domingo, 12 de diciembre de 2010

El Evangelio anunciado a los pobres

En este tercer domingo de Adviento -el domingo “Gaudete”- hemos escuchado la pregunta que, desde la cárcel y a través de terceros, Juan Bautista dirige a Jesús: “¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?” (Mt 11,3).

La respuesta de Jesús: “Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres.” (Mt 11,4-5).

Este fin de semana me ha tocado comentar en contextos distintos esta página evangélica. Situaciones distintas de una misma realidad: la Iglesia está experimentando hoy un despertar misionero, insipiente y tímido, pero también muy esperanzador.

El sábado estuve todo el día con algunos alumnos de la Escuela Arquidiocesana de Ministerios que, junto a sus familias, se encuentrar misionando en la Parroquia de Uspallata. El domingo me tocó dar el envío misionero a un nutrido grupo de fieles de la Parroquia “N. S. de Loreto” que inician por estos días una misión en una zona de la jurisdicción parroquial, que abarca varias manzanas de la “ciudad vieja” de Mendoza.

El “Evangelio es anunciado a los pobres”. Un impulso misionero recorre hoy todo el cuerpo de la Iglesia. Es la gracia del acontecimiento de Aparecida, de la que el Documento homónimo es su expresión escrita.

Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo.” (Aparecida 29).

Esta es, tal vez, la frase más citada del mencionado Documento. Creo que expresa muy a las claras esta gracia de Dios para su Iglesia en América latina y el Caribe. También para nosotros, aquí, en Mendoza.

En esta Navidad, al mirar al Dios Niño de Belén, tenemos la oportunidad de experimentar, también nosotros, esta gracia salvadora. Estamos llamados a ser misioneros de la esperanza que nace con Jesús en Belén.

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