lunes, 26 de diciembre de 2011

Nueva evangelización vivida


Este es el gran tema de la Iglesia: cómo anunciar el Evangelio. En palabras de Benedicto XVI: “¿De qué manera la fe, en cuanto viva y vital, puede llegar a ser hoy realidad?”.

Este jueves 22 de diciembre, el Santo Padre ha tenido su acostumbrado discurso navideño para la Curia Romana, repasando los principales acontecimientos vividos por el Papa y la Iglesia. Como en años anteriores, el texto merece una lectura atenta.


Esta vez, el Santo Padre se ha detenido en la Jornada Mundial de la Juventud, resumiendo en cinco puntos lo que él mismo ha llamado: “una nueva evangelización vivida” y, también: “un modo nuevo, rejuvenecido, de ser cristiano”.

Aquí comparto los apuntes breves que yo tomé. Lo mejor -sin dudas- es ir directamente al texto. Por eso, abajo pongo el link.

1. Ante todo, las JMJ son una experiencia nueva de “catolicidad”: en Madrid se han encontrado jóvenes católicos de distintos países, culturas e idiomas. Sin embargo, el encuentro con Cristo les ha dado “la misma formación de la razón, de la voluntad y del corazón”. En Cristo se descubre “el verdadero ser del hombre y, a la vez, el rostro mismo de Dios”. ¡Es hermoso pertenecer a la Iglesia católica!

2. De esta experiencia nace, prosigue el Papa, “un nuevo modo de vivir el ser hombres, el ser cristianos”. ¿Cómo se caracteriza? El encuentro con Cristo abre el corazón a los demás; nos permite experimentar que es bueno y hermoso hacer el bien, aunque sea costoso y sacrificado. Incluso más: los cristianos estamos demasiado preocupados de nosotros mismos, dice el Papa. Hay que ir por otro camino: el del Evangelio. Y cita unas palabras magníficas de San Francisco Javier: “Hago el bien no porque a cambio entraré en el cielo y ni siquiera porque, de lo contrario, me podrías enviar al infierno. Lo hago porque Tú eres Tú, mi Rey mi Señor”. Es hermoso ser para los demás sin mirarse obsesivamente a sí mismo.

3. El tercer punto destacado por el Papa es la adoración. Ha sido también una característica de sus encuentros con los jóvenes en otros lugares visitados: Londres, Zagreb. Cito textualmente: “La adoración es ante todo un acto de fe: el acto de fe como tal. Dios no es una hipótesis cualquiera, posible o imposible, sobre el origen del universo. Él está allí. Y si él está presente, yo me inclino ante él … Entramos en esta certeza del amor corpóreo de Dios por nosotros, y lo hacemos amando con él. Esto es adoración, y esto marcará después mi vida”. Atención a la frase: “certeza del amor corpóreo de Dios por nosotros”. Volviendo atrás: ese nuevo modo de ser hombres nace de la adoración. La adoración del Dios real primero.

4. El cuarto punto: la celebración del Sacramento de la Penitencia, elemento ya arraigado en las Jornadas. Algo “natural” dice el Papa. La humildad me abre al perdón de Dios que me renueva interiormente, y me da las fuerzas que necesito para no dejarme ganar por el peso de la gravedad del egoísmo y del pecado. El perdón despierta en nosotros -dice Benedicto- “la fuerza positiva del Creador, que nos atrae hacia lo alto”.

5. El último punto: la alegría, una alegría desbordante. “¿De dónde viene?”, se pregunta Benedicto. Es cierto: de muchos factores. Sin embargo, hay algo decisivo: la certeza que proviene de la fe, y que me dice: soy amado, aceptado y querido; es bueno ser una persona humana. Solo si otro me ama, puedo aceptarme a mí mismo. El amor humano es débil. Sólo Dios puede acogerme y amarme incondicionalmente. Por eso, señala: “cuando llega a ser dominante la duda sobre Dios, surge inevitablemente la duda sobre el mismo ser hombres. Hoy vemos como esta duda se difunde… Solo la fe me da la certeza: «Es bueno que yo exista»”.
En fin, algunos rasgos de una nueva evangelización vivida. Para meditar y aprender. 

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