Voy a decir algo poco políticamente correcto. O, mejor: algo
poco “eclesiásticamente” correcto.
No estoy de acuerdo con que una religiosa cante en un concurso
de música de televisión. Aunque cante bien.
No es eso lo que la Iglesia espera de la vida consagrada.
¿Hay que explicarlo? ¿Sinceramente hay que explicarlo?
Tampoco me hago muchas ilusiones de que haya quien comparta
esta valoración de las cosas. En definitiva es materia opinable (¿lo es?).
Creo que estamos llegando a un punto en el que "el modelo de
Iglesia que queremos ser" lo ofrece aquel film protagonizado por Whoopi Goldberg, “Cambio de
hábito”.
Un film ligero y simpático. Hasta anodino. Para pasar el
momento sin demasiadas preocupaciones. La Goldberg es buena comediante.
El punto es este: cuando la Iglesia hace lo que tiene que hacer el templo
queda vacío. Si la celebración de la Misa y la predicación ceden su lugar a un
coro -digamos así- animado, se llena. Hasta el bueno de Juan Pablo II aparece
visitando la Iglesia "exitosa"
En fin: una Iglesia “moderna”, que se ha puesto a la altura
de los tiempos que vivimos…
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